Series y películas

En la página de Facebook de La Casa Victoriana hemos hablado de alguna de las series y películas, de calidad, que se han estrenado este año y que tienen como protagonistas a algún victoriano ilustre.

Hagamos un repaso de lo que ya se ha estrenado y lo que está a punto de llegar a nuestras pantallas.

Historia de una pasión (A Quiet Passion)

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Historia de una pasión está basada en la vida de la poetisa norteamericana Emily Dickinson.

Dirigida y escrita por el inglés Terence Davies, y protagonizada por Cynthia Nixon, en un papel muy diferente de la Miranda Hobbes, de Sexo en Nueva York, la actriz da vida a la sensible poetisa estadounidense en sus años de máxima creatividad y reconocimientos.

Eric Loren interpreta al Reverendo Wadsworth, gran amor de la escritora y David Carradine a Edward Dickinson, el severo padre de Emily.

La película no será, de hecho no es, un éxito de taquilla, ya que para disfrutarla hay que conocer, un poco al menos, la vida y obra de esta poetisa tan extraordinaria como diferente, y sabemos que la poesía no es un género, desgraciadamente, ni mayoritario ni popular.

La traducción del título en castellano, Historia de una pasión,  incluso puede llevar a engaño al espectador, ya que la pasión en Emily no es un fuego exterior, sino una llama interior, perenne, inagotable fuente de su talento y alimento de su obra.

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Pero en su vida cotidiana, en su aislamiento elegido por ella misma, Emily no permitió que esa llama se exteriorizase más que a través de sus poemas.

En mi opinión personal, la película es de una calidad innegable:tanto las caracterizaciones como la ambientación son realmente buenas, destacando la interpretación de Cynthia Nixon que logra una Emily Dickinson creíble e identificable con la imagen que tenemos de la escritora.

Quizás ese sea un punto a favor y en contra de la interpretación de la actriz y de la propia película: todo está tan medido, todo es tan identificable que una no puede dejar de sentir un pequeño encorsetamiento tanto en el guión, como en las interpretaciones para no salirse ni una coma de lo que se espera. Ni la propia Emily se contendría más…

Trailer de Historia de una pasión

Victoria

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Victoria es la nueva serie sobre la Reina Victoria que triunfa en la televisión británica.

Después del gran éxito de audiencia de la primera temporada, la ITV promete una segunda temporada de esta serie sobre la vida de la Reina Victoria, protagonizada por Jenna Coleman, en el papel de Victoria, y Tom Hugues, como el Príncipe Alberto.

Escrita por Daisy Goodwin, la magnífica ambientación de la serie, y la interpretación de sus protagonistas, respaldados por un elenco destacable de actores secundarios, entre los que destaca Rufus Sewell, como Lord Melbourne, la han convertido en uno de los period drama favoritos del público.

Tengo que confesar que, a pesar de las concesiones históricas, me encanta Victoria; es fácil meterse en la historia y detestar o empatizar con los diferentes personajes que, capítulo tras capítulo, van desfilando por la serie. Además la historia de amor entre Victoria y Alberto ¡es un auténtico «Victorian Romance»!

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Pero, sobre todo, la serie está llena de pequeños detalles, de una puesta en escena perfecta, de un virtuosismo en la recreación del vestuario y de los ambientes que sólo una serie británica puede ofrecer.

Jenna Coleman dibuja a una Victoria pizpireta y decidida, inexperta en su papel de reina y fácilmente influenciable. Poco a poco, la joven tendrá que aprender a llevar la corona inglesa y a tomar decisiones cruciales tanto para la política de su país como para su vida personal, y, lo que es más importante, para ganarse el favor de un pueblo reticente con el papel de la monarquía. Alberto tendrá un papel fundamental en esa evolución.

Los actores, tanto principales como secundarios, dibujan unos personajes creíbles gracias no sólo a su interpretación sino a un guión destacable.

Muy recomendable, y si podéis verla en versión original, la serie gana aún más puntos.

Trailer de Victoria

Amor y amistad

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Este mes de noviembre llega a nuestras pantallas Amor y amistad, Love and Friendship, que no es otra que la adaptación de Lady Susan de Jane Austen.

Está dirigida por el británico Whit Stillman, y protagonizada por Kate Beckinsale, en el papel protagonista de Lady Susan Vernon y Morfydd Clark como su hija Federica. Además las acompañan un elenco de secundarios de lujo encabezados por  Chloë Sevigny, James Fleet o Stephen Fry.

Reconozco que Lady Susan, a pesar de ser considerada una obra menor de Jane Austen, es una de mis novelas favoritas de la escritora. Es divertida, mordaz y Austen se muestra más irónica de lo fue nunca en ninguna de sus novelas.

La crítica de la sociedad del periodo de Regencia, muestra a unos personajes sin fisuras, tan bien dibujados por la autora que, a pesar de ser una de sus obras más desconocidas, uno no puede olvidar a Lady Susan una vez conocidas sus peripecias.

Todavía no he visto la película, pero de entrada no me gusta que se le haya cambiado el título a la novela. ¿Por qué Amor y amistad? Creo que el título ni siquiera refleja el espíritu del libro, recogido en esas 41 cartas que intercambia Lady Susan y a través de las cuales sabemos lo que sucede.

Ross McDonnell

Lady Susan sería el título ideal, ya que ella es la protagonista absoluta de la novela; además Amor y amistad (traducción literal del título original) sugiere un romanticismo no demasiado acorde con el argumento de la novela y me parece, en cierto modo, intenta que el espectador asocie el título a Sentido y sensibilidad u Orgullo y prejucio, dos de las novelas de Austen llevadas con éxito a la pantalla grande.

La elección del casting…pues no quiero opinar sin haber visto la película pero Kate Beckinsale no es «mi Lady Susan», demasiado joven…demasiado moderna, incluso en la ropa de época. Bueno, al menos está el gran Stephen Fry.

Actualización: He visto la película y sólo puedo decir que es impecable. Refleja el espíritu del libro, la crítica ácida que hace Austen y la personalidad indefinible de Lady Susan.

Buen guión, localizaciones perfectas y un trabajo de vestuario muy destacable. Ni una pega a la excelente interpretación de Kate Beckinsale pero (por ponerle un «pero»)…sigo viéndola demasiado siglo XXI.

Trailer de Amor y amistad

Espero vuestras opiniones.

Feliz Año Nuevo!!!

El pasado año por estas fechas La Casa Victoriana era sólo un proyecto cargado de ilusión y de futuro incierto. Un blog que nació con el ánimo de divulgar y compartir pequeños retazos de una época, que por razones políticas, literarias, científicas y sociales  siempre me pareció sumamente atrayente.

Mes tras mes, el incremento de vuestras visitas, los mensajes de ánimo y la cálida acogida que ha tenido me animan a continuar un año más, intentando hacer de La Casa Victoriana un lugar de referencia dentro de los blogs dedicados a esta época. Cada post ha tratado de ser riguroso, ameno y visualmente atractivo, e intentaré que el próximo año sean mejores.

Permitidme que dedique, especialmente, este post a queridos amigos que han inspirado con sus comentarios muchos de los post que he publicado: a Laura por sus siempre cariñosos comentarios, a Fina cuyos ánimos y aportaciones no sólo son siempre muy bien recibidos sino que me transmiten un contagioso entusiasmo para seguir adelante, a Esther y Ángeles de  La noche con Esther en Radio Voz, por dejarme compartir este rincón victoriano con sus oyentes, a Ameba, amigo y creador de relatos en Ameba Parlante, y a Bishop, de  La Balsa de la Nostromo compañero bloguero de aventuras ilustradas por el mundo digital.

Y por supuesto, a todos los que estáis suscritos al blog o simplemente me visitáis de vez en cuando para sumergiros en la maravillosa Época Victoriana.

Feliz Año a todos y a todas!!!

 

 

Juguetes Victorianos I

En La Casa Victoriana volvemos con la primera entrega de un post muy navideño. En esta época donde la publicidad nos bombardea con lo último en juguetes, ¿ qué os parece volver al pasado y recordar aquellos juegos y juguetes que hacían felices a los niños del XIX y de principios del XX?

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Kate Greenaway

Los juguetes de los niños victorianos eran tremendamente sencillos, tanto en su diseño como en sus materiales pero, al mismo tiempo, increíblemente jugables tanto como para que un niño pudiera divertirse solo, como para poder compartir un mundo de imaginación con otros niños, en casa y en las calles, en los parques y en los patios de las escuelas. Hagamos un recorrido por algunos de los más populares.

La rayuela: la rayuela o mariquitilla, hopscotch en inglés, no era propiamente un juguete pero sí uno de los juegos más populares en la época victoriana, sobre todo entre las niñas. Una de las causas de su gran popularidad es que realmente no hacía falta ningún juguete: una simple piedra o trozo de tiza para dibujar en el suelo de cualquier calle o callejón – que eran menos transitados – una serie de rectángulos unidos y numerados entre sí y una piedra para lanzar. Después la habilidad de cada jugador para lanzar la piedra al rectángulo correcto y recogerlo «a la pata coja» decidían al ganador.

Amazing Blocks

Los bloques eran los juegos preferidos de los niños más jóvenes y cumplían dos funciones: divertir y educar. Habitualmente estos bloques tenían sus cuatro caras decoradas con números, letras del alfabeto o dibujos de animales. Otras veces cada cara del bloque tenía una parte de una ilustración, a modo de rompecabezas o puzzle, y uniendo todos los bloques en el orden correcto se conseguía completar una escena infantil.

Alguno de los juegos de bloques más populares eran:

La Escalera de Jacob: la Jacob´s Ladder era un juego de bloques, que se hizo tremendamente popular alrededor de 1800, estaba formado por varios bloques planos unidos con un cordel. Cuando se cogían correctamente parecía que un bloque iba tumbando a los demás  y con un poco de habilidad se podían formar figuras e incluso formas de animales.

El curioso nombre del juego viene de una historia bíblica: Jacob viajando a través del desierto tuvo un sueño; en él vio cientos de ángeles que subían y bajaban por una escalera que unía el cielo y la tierra. El juego  parecía como si una persona subiera y bajara una escalera, de ahí su nombre.

Nesting blocks: Los bloques anidados (del inglés nest «nido») recibían este nombre porque como matrioskas, cada caja tenía otra en su interior. Sacando todas las cajas anidadas y ordenando las ilustraciones que tenían dibujadas en  sus caras el niño formaba una escena, que habitualmente, en este tipo de juego, era una ilustración a todo color de las diferentes atracciones de un zoo.


Building blocks: eran los típicos bloques de construcción con los que los niños podían hacer divertidas construcciones como torres, puentes o pequeños castillos.

Juguetes para jugar en la calle

Aunque los niños victorianos de clase alta hacían de la nursery su lugar de juegos y de instrucción escolar, en la tardía época victoriana los parques, las calles y los patios de la escuela se llenaban de niños con juegos y juguetes que también han llenado muchas de nuestras horas de juego y recreos.

Kate Greenaway

Canicas: las marbles o canicas eran uno de los juguetes preferidos de los niños, ya que además de jugar daban con ellas, podían ganarlas, perderlas e incluso comerciar con ellas, siendo las piezas más codiciadas las canicas grandes. Los canicas estaban hechas de porcelana, piedra, cerámica o arcilla y estaban decoradas con vivos colores formando remolinos u otros originales diseños. Los niños que no podían permitirse tener estas canicas, las sustituían por nueces o bayas secas.

Cantillos: los cantillos o jackstones eran unos objetos con seis pinchos pequeños; cada jugador tiraba su jack contra los que estaban en el suelo para hacerlos volar, intentando recoger otro jack del suelo mientras atrapa con la misma mano el cantillo volador. A finales de siglo se empleaba una pelota de goma para tirar contra los jackstones.

Peonzas: las peonzas o tops eran uno de los juguetes favoritos de los niños.  Estaban hechas de madera y había diferentes modelos y formas; algunas se lanzaban con una cuerda a la que estaban atadas, otras tenían una clavija. Entre las más populares estaban las peg tops y las humming tops. El juego era muy simple y tenía variantes: unas veces era una batalla entre las dos peonzas que se golpeaban una con la otra; otras consistía simplemente ver que jugador era capaz de conseguir que su peonza girara durante más tiempo.

Kate Greenaway

Aros: los hops o aros estaban hechos de metal o madera. Los niños los guiaban con un palo por las calles o los parques, y los participantes mostraban su pericia conduciéndolos por obstáculos y manteniéndolos en constante giro. Muchas veces los niños utilizaban como hoops los aros que se utilizaban para sujetar las maderas de los barriles. Cuando un barril se rompía los aros desaparecían rápidamente a manos de los niños que veían en ellos resistentes aros de metal, mucho más duraderos que los de madera.

Kids Sailing Toys Sailboat. Louis Abel-Truchet

Ring- around- the-Rosie: es otro de los juegos más populares de los niños victorianos y, creo, que de los niños de todos los tiempos. No es otro que la rueda o el corro, como le llamábamos los niños de mi zona, aunque es posible que reciba otros nombres. El juego de la rueda tenía múltiples variantes y siempre estaba acompañado de una bonita rima o cancioncilla que todavía permanece escondida entre nuestros recuerdos infantiles (a la rueda-rueda de pan y canela…) Algo tan simple, que no necesitaba nada más que un grupo de niños cogidos de la mano cantando, era capaz de llenar de risas y diversión una tarde de juegos.

Jessie Wilcox Smith

Combas: las combas o skipping ropes eran uno de los jueguetes preferidos de los niños victorianos, ya que con un simple trozo de cuerda podían divertirse saltando solos, en parejas o jugando a saltar por turnos con otros niños, mientras dos de ellos movían la cuerda. Habitualmente los juegos de comba se acompañaban de pegadizas canciones infantiles.

Robert Salle

 

Como veis, los juguetes y juegos antiguos no son tan diferentes de muchos a los que jugábamos los niños de mi edad, y ni siquiera tan diferentes a los que juegan los más pequeños de hoy en día. Simplemente las peonzas de madera se han convertido en  peonzas plásticas o metálicas que se lanzan con una tira de plástico en vez de una cuerda y van decoradas con personajes de los dibujos de moda, los aros son están hechos de plástico y las rayuelas son electrónicas…

Pero lo que debe permanecer siempre vivo y no debería cambiar es la capacidad de un niño para que su imaginación pueda hacer que el juego más simple se convierta en todo un universo de fantasía.

Greenaway

Hasta el próximo post sobre juguetes victorianos!