Calendario victoriano 2023: la correspondencia epistolar victoriana

Una carta siempre me transmite la inmortalidad, porque es la mente sola sin amigo corpóreo.

Emily Dickinson

La Casa Victoriana quiere obsequiar a sus seguidores y amigos con su calendario anual gratuito que podéis descargar pinchando en cada una de las imágenes. Este año el almanaque está dedicado a la correspondencia epistolar y cada mes aparece ilustrado por los más bellos cuadros de pintores decimonónicos.

En estos tiempos de lo inmediato, de los servicios de mensajería y de los mensajes reenviados La Casa Victoriana quiere reivindicar algo supuestamente tan anticuado como las cartas y las postales como muestra de la acción de pararse a escribir y expresar en unas líneas esa muestra de cariño, admiración, condolencia o respeto que sentimos por el destinatario, la misiva personalizada y dedicada a esa persona y a ninguna más.

Pocos campos de la escritura ofrecen una intimidad entre escritor y lector tan grande como el de la correspondencia epistolar. Aunque la distancia, la ausencia y las circunstancias pueden separar amistades y afectos, el poder de intercambiar pensamientos, palabras, sentimientos y sensaciones a través de una carta, añade una cierta delicadeza al dolor de la separación proporcionando una íntima felicidad.

En los manuales victorianos de cortesía como The Ladies’ Book of Etiquette and Manual of Politeness se daban las instrucciones precisas para escribir una carta que fuera lo bastante larga para despertar el interés, pero no para cansar al destinatario, lo suficientemente breve para mantener la atención, y no resultar tediosa, y, sin embargo, profusa en detalles para proporcionar satisfacción al lector.

Además una carta debe estar correctamente puntuada, con construcciones gramaticales adecuadas, escrita con letra clara y legible, con la fecha, la dirección, la firma, todo en el lugar conveniente y, por supuesto, sin faltas de ortografía.

Una carta personal nunca debe estar escrita a máquina – ni con cualquier otro dispositivo si trasladamos las recomendaciones sobre correspondencia a los tiempos actuales – sino tiene que ser manuscrita. La pulcritud es un requisito importante en una carta. Se deben evitar los borrones, ya que estropean la belleza de la carta. Una misiva limpia, escrita de forma clara y legible, contribuirá en gran medida a transmitir en el receptor una imagen favorable del escritor.

Nunca se escribirá, ni siquiera la nota más corta, con lápiz. Parece descuidado y es descortés.

Otro requisito para una buena carta es un estilo claro y conciso. La sencillez es parte del encanto de la escritura de cartas. Lo que se redacta en una carta está destinado a ser leído solo por el remitente. Por lo tanto, llenar su contenido de citas, lenguaje florido y una estilística rebuscada es pedante y de mal gusto. El lenguaje puede ser elegante, pero natural. De todos modos, el estilo, depende del tema de la carta y de la persona a la que se dirige.

Nunca se debe escribir en media hoja de papel. El papel de carta no es demasiado, y escribir en una media hoja parece no solo cicatero sino descuidado. Aunque la carta sea breve envía igualmente la hoja entera. Se incurrirá en una gran falta de cortesía si se responde a una carta utilizando la misma hoja de la carta enviada por el remitente, aunque haya espacio para ello.

El papel totalmente liso, grueso, suave y blanco es el más elegante. El papel con bordes dorados o de fantasía; se considera vulgar y es de mal gusto. Si se quiere personalizar el papel se pueden estampar las iniciales del escritor en la parte superior de la hoja y en el sello del sobre, pero se deben evitar los adornos extravagantes en las esquinas ni en la parte posterior del sobre. Cuando el remitente esté de luto, se utiliza papel y sobres con el borde negro.

Se deben evitar las posdatas. Sobre todo, nunca se envía una pregunta o un cumplido en una posdata.Se intentará incluir cualquier comentario personal o sobre los conocidos o familiares en común dentro del cuerpo de la carta y no en la posdata. Hacerlo en la posdata así puede resultar descortés y denotar poco interés sincero en tus comentarios. Todas las cartas deben ser firmadas por el remitente.

Las personas que han recibido una buena educación, y que escriben con frecuencia, al redactar cartas, comienzan con la tercera persona y luego utilizan la segunda o primera finalizando con su firma. Si se comienza a escribir usando la tercera persona debe continuarse con el mismo estilo. Este estilo de escritura puede llevar a la confusión a causa de los pronombres, pero es un protocolo de correspondencia muy usado y apropiado para la mayor parte de las ocasiones, por ejemplo, cuando no hay excesiva intimidad entre remitente y destinatario esta forma es elegante y apropiada.

Si una persona recibe una misiva escrita en tercera persona debe contestar en la misma forma, pero nunca se responde así a una carta más familiar, ya que es ofensivo hacerlo así.

La cortesía y la amabilidad exigen que cada carta que se reciba sea contestada. La respuesta no debe demorarse y tiene que mencionarse la fecha de la carta a la que hace referencia la conversación. No se responderá nunca a una carta por poder, cuando pueda escribirlo uno mismo. Es una señal de respeto responder personalmente todas las cartas dirigidas a ti.

Si se escribe una carta a un caballero esta debe tener un lenguaje ceremonioso. Si no hay una relación de confianza con el caballero en cuestión, se redactará en tercera persona. Si es una carta de negocios, debe sonar respetuosa, pero no servil. De todos modos, se recomienda evitar la correspondencia con los caballeros, sobre todo cuando se es joven, ya que se pueden crear malos entendidos.

Si un caballero solicita la correspondencia de una dama bajo términos únicamente de amistad, esta debería pedir el permiso y aprobación de sus padres o esposo. De todos modos, es aconsejable aunque la relación de confianza admita un estilo cercano y amistoso, que ambos sean precavidos en cuanto a la temática y expresiones de dichas cartas para no causar sonrojo ni a las familias ni a ninguno de los directamente implicados si fueran hechas públicas.

Del mismo modo se debe evitar cualquier intercambio de información delicada. Si el caballero comienza a pedirle a la dama que guarde secreto sobre algún suceso que haya descrito, por cautela ese es el momento de dar por finalizada la correspondencia. Si la carta es de temática amorosa y la remitente es una dama debía ser especialmente prudente en cuanto a su contenido, especialmente si la dama está casada o no está formalmente comprometida.

Sobre el contenido de la carta hay que tener cuidado de que todos los hechos se ajusten exactamente a la verdad. Recuerda que cada palabra escrita puede ser usada en contra, si alguna parte de la información resulta ser falsa; y no hay que permitir que la opinión personal o los prejuicios dicten una sola frase de las que se escriban.

No se debe repetir nunca nada obtenido de meras habladurías o cotilleos; tampoco en una carta se debe de no violar ninguna confianza de alguien que nos ha confiado un secreto ni de entrometerte en los asuntos privados de otras personas. Si lo que debemos comunicar es un hecho doloroso, debe ser expuesto con la mayor delicadeza posible y añadir unas líneas que expresen las condolencias pertinentes. Si, por el contrario, se escribe sobre un acontecimiento alegre, intenta que tu carta sea animada y divertida.

Cuadros:

Enero: La carta de amor pintado por Raimundo de Madrazo y Garreta

Febrero: Alix de Montmorency, Duchesse de Talleyrand pintado por Henri-François Riesener.

Marzo: Letterwriter pintado por Johanne Mathilde Dietrichson.

Abril: Woman writing pintado por Hendrick Jacobus Scholten.

Mayo: Young Woman Writing pintado por Auguste de la Brely.

Junio: The Love Letter pintado por Francois Martin Kayel.

Julio: The Letter pintado por Edmund Blair Leighton.

Agosto: Penning A Letter pintado por George Goodwin Kilburne.

Septiembre: The Love Letter pintado por Nina Hardy.

Octubre: The Love Letter pintado por Pio Ricci.

Noviembre: Lady Writing A Letter pintado por Albert_Edelfelt.

Diciembre: The Letter pintado por Albert Lynch.

Labores de costura victoriana + Calendario 2022 Parte II

Portraits in the Countryside- Gustave Caillebotte (1876)

Whitework

El whitework era un tipo de bordado probablemente de origen escandinavo (se han encontrado trabajos realizados con esta labor datados en el siglo XII). La económica inversión de trabajar solamente con hilo blanco y tela del mismo color y no con hilos de colores y telas teñidas hizo que se asociara este bordado a las clases más humildes, ya que eran las que no podían permitirse gastar en materiales de costura caros.

En la época victoriana, este bordado de hilo blanco sobre tela del mismo color se popularizó debido a una necesidad más que a una moda, ya que era muy útil para embellecer la ropa del hogar.

Un whitework engalanaba tanto las piezas de mantelería como la ropa de cama, además de convertir un sencillo bonete, un humilde mandil, cuellos, mangas o pecheras en destacadas prendas que al arte del bordado añadían la elegancia que le proporcionaba el blanco inmaculado. Se empleaba también en hacer más coqueta la ropa interior, a la que el intrincado bordado en blanco le daba una sutil y distintiva textura, alejada de cualquier mezcla de colores que podía resultar vulgar y no digna de una dama.

Making a momento – Seymour Joseph Guy

Las costureras escocesas destacaron por ofrecer el bordado blanco más delicado y sus exquisitas puntadas pronto fueron imitadas por las inglesas e irlandesas.

Las telas utilizadas para este tipo de trabajo eran lino, algodón y batista- tela formada por hilos de algodón muy finos. Esta última se usaba para delantales, bonetes y para adornar cuellos y puños. Los patrones se dibujaban en la tela y se bordaban posteriormente. Los motivos solían ser repeticiones del mismo patrón con dibujos geométricos, florales o iniciales y monogramas.

En los países nórdicos se popularizaron dos variantes de este tipo de bordado: el redwork, con hilo rojo sobre tela blanca y el bluework, con hilo azul sobre fondo blanco, aunque estas variantes tardaron más en llegar a los siempre convencionales hogares victorianos.

El Berlin Work Emboidery

Esta labor, que tuvo su origen alrededor de 1800, en Berlín, llegó a los hogares victorianos sobre 1840 para convertirse en uno de los trabajos de costura favoritos. Cuenta la historia que el librero alemán A. Philipson, ayudado por su esposa, puso a la venta una serie de patrones con diferentes dibujos, que estaban impresos en un papel con líneas entrecruzadas al estilo del papel cuadriculado actual. Cada parte del dibujo se correspondía con un cuadrado, componiendo el modelo ideal para guiar cada una de las puntadas, muy parecido a los modelos para hacer punto de cruz que existen hoy en día.

Al contrario que sucedía con las labores tradicionales, la labor berlinesa no se bordaba con hilos sino con hebras de lana delgadas. Los motivos eran habitualmente florales, aunque admitía escenas campestres y figuras tanto humanas como animales, y se solían dibujar a mano previamente a la impresión sobre el papel cuadriculado. Incluso se llegaron a reproducir escenas de la vida de la Reina Victoria. Los dibujos se imprimían en blanco y negro y era la dama la que decidía la gama de colores a utilizar para su labor.

Girl Knitting – Albert Anker

Pronto se mejoró la calidad y tamaño de las impresiones, reuniendo muchos patrones en libros y revistas especializadas. Los fabricantes de lana se lanzaron a producir lana de diferentes colores y degradados para satisfacer las necesidades del mercado.

Este método de bordado hizo asequible la costura a cualquier bordadora, ya que no se necesitaba más habilidad que la de coser sobre el modelo y poner cada puntada sobre el cuadrado correspondiente; ni siquiera se requería creatividad alguna, ya que tanto los modelos como el tamaño de las puntadas venía dados en el papel impreso.

Las labores más habituales eran bolsos, cojines y todo tipo de tapizados para costureros, estuches, cubiertas de diarios, etc. Poco a poco los motivos fueron cambiando de flores individuales o ramilletes a arpas, cruces o motivos marinos sin olvidar las tan recurridas iniciales, frases de amistad o pasajes de la Biblia.

Punchwork

El Punchwork, o labor con punzón, era una labor «Berlín» que se hacía con un papel o cartón fino perforado llamado «papel Bristol». Para realizarla se colocaban varios papeles intercalados, unos encima de otros para que, al ser cosida la puntada, proporcionara un efecto tridimensional. A finales del siglo XIX, los patrones para punchwork se comercializaban impresos a todo color directamente sobre el entramado de «papel bristol», y a la labor se le añadían encajes, abalorios y borlas para embellecerla y personalizarla.

Crewel

El bordado Crewel fue muy popular en Gran Bretaña en los siglos XVI y XVII. Este tipo de labor se realizaba con un tipo de hilo más fino que la lana, pero más grueso que el hilo de bordar. Las puntadas eran grandes y su combinación de color quedaba a la elección de la costurera. Una de las razones de su popularidad era la libertad en el trabajo de bordado, de hecho, podríamos denominarlo un “bordado libre” sin someterse a demasiados cánones de costura.

Lady Sewing -Eugenio Oliva y Rodrigo

La tela para ejecutar este trabajo debía ser gruesa o, al menos resistente, siendo el lino una opción muy recomendable, ya que las puntadas iban superpuestas unas sobre otras para dar volumen a los dibujos, habitualmente flores y animales, aunque la puntada libre permitía diferentes trabajos de fantasía donde la bordadora daba rienda suelta a su imaginación.

Encontramos hermosas y artísticas labores de crewel en bolsos, cortinas, tapices y vestidos de señora y niña.

Silk ribbon embroidery o el bordado con lazos

Una de las técnicas más difíciles de bordado era la realizada con lazos de raso o seda. El resultado era exquisito, delicado y extremadamente bello. El bordado con lazos requería una especial destreza de la bordadora ya que era difícil seguir patrones o dibujos predeterminados además de una habilidad destacada en los puntos recto y de cadeneta para dar forma a los lazos y conseguir con ellos la forma deseada. Las flores simples y los ramos florales eran los motivos favoritos. Antes de la revolución industrial estos trabajos de costura solo estaban al alcance de las damas adineradas porque los lazos eran realmente caros.

The Little Seamstress, – John Faed

Con la llegada de la revolución industrial y los nuevos telares, las cintas se fabricaban a nivel industrial, lo que abarataba su precio ya que no había que importarlas. Con la llegada de las nuevas sustancias para teñirlas, la gama de colores ganó en matices lo que proporcionaba bordados más coloridos. Bolsos, sombrillas, pañuelos y chales se llenaron de rosas, margaritas y lavandas bordadas con cintas, a cada cual más llamativo. Estos bordados servían también para elaborar regalos y recuerdos a familiares y amigas muy queridas.

Labores con cuentas y abalorios

El uso de cuentas y abalorios ayudaba a adornar cualquier labor de costura. En un primer momento las cuentas estaban disponibles en formas muy simples y colores muy discretos, pero viendo el potencial de estos adornos y la demanda por parte de las costureras británicas, los comerciantes se apresuraron a importar nuevos modelos y vibrantes colores de Italia y Alemania. Una de las ventajas del trabajo con cuentas es que era más importante la paciencia que la habilidad.

La creación de abalorios despertaba la creatividad de la costurera. Para esta labor se utilizaban los mismos patrones que para la labor de berlín y el punchwork. Los materiales con los que se creaban eran habitualmente seda o raso y se rellenaban con algodón, lana, guata e, incluso, serrín. La espectacularidad de la labor pasaba por el número de capas que se añadieran para conseguir que destacase sobre la tela a la que se iba a coser. Además, a mayor número de capas se podían añadir más cantidad de cuentas y pedrería .

The Knitting Woman -William Adolphe Bouguereau

Calceta y ganchillo

No había hogar victoriano en el que no hubiera un tapete, un cobertor o varias prendas de ropa hechas de crochet o ganchillo.

El crochet admitía diferentes tipos de creaciones, desde un decorativo tapete a un cobertor que se hacían uniendo pequeñas flores o dibujos geométricos hasta formar una pieza más grande como preciosos y elegantes chales, espectaculares bolsos, sombreritos o complementos como jabots, pecheras para adornar un vestido, una camisa o un abrigo.

Una de las creaciones más bellas y, al mismo tiempo más humildes fue el Irish crochet al que en La Casa Victoriana le dedicamos una completa entrada, de la que os dejo el enlace.

https://lacasavictoriana.com/2016/03/16/moda-victoriana-irish-crochet-lace/

La calceta era una labor que gustaba a niñas y mayores, era divertida y la capacidad de poder hacerla de modo automático, sin prestar atención a los movimientos, hacía que las mujeres pudieran reunirse y conversar mientras hacían sus labores.

Peasant Woman Threading a Needle – Jules Breton

Además de calcetines, jerseys, bufandas, guantes y bonita ropita de bebé, las victorianas eran aficionadas a cubrir todo con artísticas piezas de lana, calentadores de pies, maceteros, hervidores y por supuesto, el famoso tea cozy, cobertor de teteras para evitar que el té se enfriara.

En todos sus trabajos de costura firmaba con sus iniciales VR, Victoria Regina, para que su autoría fuera fácilmente identificable. Tanta era la afición de la reina por sus agujas y ovillos que pronto enseñó a sus hijas a calcetar y ganchillar y solía reunirse con ellas para pasar tardes de té y costura en los jardines de la Casa Osborne de la isla de Wright.

Como curiosidad hablaremos de la tejedora más famosa de la época victoriana, la mismísima Reina Victoria. A Victoria le relajaba enormemente tejer y no era infrecuente verla con sus agujas y cestilla de lanas calcetando labores para su familia, amigas e incluso para sus soldados. Aunque la monarca tenía fama de ser una tejedora horrible, y todos murmuraban, a sus espaldas, por supuesto, sobre sus pocas habilidades con las agujas, a ella no le molestaba en absoluto e incluso le divertía; de todos modos, ningún rumor ni habladuría pudieron evitar que la reina siguiera haciendo una de las labores que más le relajaban, sobre todo después del fallecimiento de su querido Alberto.

Queen Victoria, Princess Helena and Princess Beatrice Knitting Quilts for the Royal Victoria Hospital- Alexander Melville

Otras labores: borlas, cordones y encaje

Hacer borlas era un pasatiempo en sí mismo. Muy fáciles de hacer y económicas conseguían crear adornos muy bonitos para adornar llaves de un escritorio o joyero, recoger una cortina, o servir para embellecer puños, cuellos o sombreros. Estas borlas hechas de hilo o lana se remataban acolchando la cabeza y rematándola con artísticas puntadas de ojal. Otro modo de adornar la borla era enganchando cuentas a los flecos o bien cubriendo la cabeza con una bonita tela adamascada o con una cuenta circular brillante.

Las labores con cordones requerían que en primer lugar se confeccionara el cordón. Este podía tener diferentes formas, de trenza, retorcido o entrecruzado, y se hacía con hebras de hilo de diferentes colores o de una misma gama de color, dependiendo de la creatividad de la costurera y de la labor que se fuera a realizar. Los cordones se añadían posteriormente a un trabajo de bordado berlinés o de costura.

Aunque el encaje podía ser confeccionado por la costurera, las damas británicas de alta sociedad preferían comprar el delicado encaje belga y el encaje inglés para sus labores y las más humildes el encaje irlandés. Las piezas de encaje se añadían a otras labores de costura previamente confeccionadas, como adorno.

Sewing Woman by Lajos Ludwig Bruck

Calendario floral victoriano 2020

Todos los años me propongo publicar cada mes un calendario temático en La Casa Victoriana y, no siempre logro conseguirlo. Por ese motivo, este año atendiendo las peticiones de amigos en nuestra web y en las redes sociales, he decidido publicar un almanaque completo de todo el año. Las imágenes están en formato .PNG de alta calidad. Solo tenéis que pinchar sobre ellas y «guardar imagen como» para tener cada una de ellas en vuestro ordenador.

La línea temática que he elegido es el lenguaje de las flores; cada mes aparece ilustrado  con la flor con la que los victorianos lo asociaban, así como el significado que le atribuían.

Al final de la publicación, podéis encontrar los títulos de los cuadros y sus autores.

¡Espero que os gusten!

A los victorianos les encantaba la simbología y uno de sus elementos favoritos para expresar los sentimientos eran, sin duda, las flores.
Las relaciones amorosas, y también las sociales, se regían en multitud de ocasiones por los protocolos florales, que expresaban lo que los victorianos no se atrevían a decir con palabras.

Pero las flores también se asociaban con los meses el año, teniendo cada mes una flor propia, por decirlo de algún modo, y los nacidos en ese mes, una flor que los definía.

¿Quieres saber qué flor es la tuya?🥀🌹🌷Pues en La Casa Victoriana te lo decimos mes a mes:

Enero: el clavel, es la alegría, pero también el amor incondicional e inquebrantable.

1

 

Febrero: la violeta, símbolo de la humildad y la modestia.

2

 

Marzo: el narciso, es coqueto y representa al triunfo de la belleza.

3

 

Abril: la margarita; es pura e inocente.

4

 

Mayo: el lirio del valle, es el símbolo de femineidad y dulzura.

5

 

Junio: la rosa representa el amor y la pasión por la vida.

6

 

Julio: la flor de Larkspur (espuela de caballero), simboliza al alma pizpireta, voluble e indecisa.

7

 

Agosto: el gladiolo, representa a una persona generosa y con carácter noble.

8

 

Septiembre: la flor aster (margarita de otoño o estrellada), símbolo de la elegancia y delicadeza.

9

 

Octubre: la caléndula, se identifica con una nostálgica melancolía.

10

 

Noviembre: el crisantemo, es la perfección, la representación de la amistad y el amor leal y eterno.

11

 

Diciembre: la poinsetia, simboliza la chispeante alegría de vivir.

12

 

Cuadros:

Enero: Lady in That Carnation. Alfred Schwartz.

Febrero: Young Lady With Purple Hat. Carl Zewy.

Marzo: Desconozco el autor.

Abril: Untitled. Emile Vernon.

Mayo: Postcard (desconozco al autor)

Junio: Elegant Lady With a Bouquet of Roses. Emile Vernon.

Julio: Woman With Flowers. William Oliver.

Agosto: Elegantes au marché des fleurs. Victor Gabriel Gilbert.

Septiembre: Two Women in a Garden. Hector Coffieri.

Octubre: Marsh Marigolds. William Henry Margetson.

Noviembre: Woman With Chrysanthemums. Delphin Enjolras.

 

¡Bienvenido Abril!

No olvidamos dar la bienvenida a abril con nuestro calendario floral, ilustrado con Young Woman With a Basket of Flowers de Federico Andreotti.

¡Bienvenido julio!

Damos la bienvenida a julio con nuestro calendario, en esta ocasión ilustrado con un cuadro de Thomas Benjamin Kennington, Lady Reading By A Window.

Copia de Various Colors Scenery Photo Calendar(1)

¡Bienvenido junio!

Damos la bienvenida a junio con un nuevo calendario ilustrado con el cuadro Girl Reading, pintado por Ernst Anders.

Copia de Various Colors Scenery Photo Calendar

Bienvenido mayo: nuevo calendario

En La Casa Victoriana damos la bienvenida a mayo con nuestro nuevo calendario, ilustrado con un cuadro de nuestra temática de este año, mujeres y libros, Retrato de una joven, de Erich Ernst Heilmann.
Copia de Various Colors Scenery Photo Calendar

Bienvenido abril

Damos la bienvenida a abril, con un nuevo calendario de La Casa Victoriana ilustrado, como todos los meses, con un cuadro que tiene como protagonista a una dama leyendo. En esta ocasión el cuadro es Ensueño de John Bostock.

Various Colors Scenery Photo Calendar(5)

¡Bienvenido febrero!

¡Bienvenido febrero!
El cuadro que ilustra nuestro mes de febrero es una preciosidad titulada A Summer Beauty, perteneciente a la escuela pictórica inglesa del siglo XIX y cuyo autor es anónimo.

Podéis descargarlo en la opción “guardar foto” del botón derecho del ratón, después de “pinchar” en la imagen.

 

Various Colors Scenery Photo Calendar(2)

Para comenzar el año: el calendario de La Casa Victoriana.

Este año os iremos ofreciendo un calendario mensual, ilustrado con los mejores cuadros de la época victoriana. Podéis descargarlo en la opción «guardar foto» del botón derecho del ratón, después de «pinchar» en la imagen.

La temática que he escogido para este primer calendario es la lectura y la escritura, con damas victorianas como hilo conductor.

Os dejo enero, ilustrado con un cuadro de Hermann Fenner-Behmer, titulado Mujer escribiendo una carta.

Espero que sea de vuestro agrado.

Various Colors Scenery Photo Calendar(1)