Vivamos como victorianos

En estas fechas de Carnaval muchas personas aprovechan para vestirse con más o menos acierto de diferentes trajes de época.

Una persona puede disfrazarse de victoriana, también puede recrear la época o puede ¡vivir como un victoriano!

En esta nueva entrada de La Casa Victoriana vamos a conocer a personas de diferentes nacionalidades que han elegido recrear el modo de vida victoriano en su día a día. Algunos de ellos llevan una vida «normal» con trabajos corrientes, y cuando salen de su trabajo y llegan a casa se produce la transformación: cambian sus ropas siglo XXI por ropa siglo XIX y disfrutan de sus hogares decorados al estilo victoriano.

Algunos lo llevan más allá y viven su día a día como victorianos, sin importarle los comentarios, e, incluso, han llegado a hacer de su curiosa forma de vida su trabajo. Veamos algunos ejemplos.

Sarah y Gabriel Chrisman

Sarah y Gabriel son dos apasionados de la época victoriana, que llevan su pasión al extremo de vivir, vestirse y comportarse como victorianos las 24 horas del día. La pareja vive en Washington, en una casa de estilo arquitectónico victoriano americano, y decorada, ¡faltaría más!, con todos y cada uno de los detalles victorianos recreados hasta el último detalle, desde los materiales hasta las telas.

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Fotografía de la web This Victorian Life

Ambos dejan muy claro en su web que no son actores representando un papel, sino dos «personas normales» que han incorporando lo victoriano en su día a día. Están especialmente orgullosos de sus «artefactos» de época, como sus preciosas bicicletas, o su cocina victoriana, en la que cocinan platos según las recetas de la época.

Entrar en casa de los Chrisman es sumergirse en una casa de época donde nada es incongruente con la época, ni la casa, ni la decoración, ni los objetos ni sus habitantes.

Esta es su web, donde podéis ver su casa, además de otros vídeos sobre día a día y sus actividades: This Victorian Life

Sarah es tremendamente popular en Estados Unidos ya que es una asidua de los programas de televisión que requieren su presencia para hablar de diferentes usos y costumbres del siglo XIX. Su fama no viene dada sólo por su estilo de vida, sino porque se ha convertido en una autora de diferentes best sellers relacionados con la época victoriana.

Algunos de sus libros más populares de no ficción tienen como temática diferentes costumbres de la época victoriana:

  • This Victorian Life: Modern Adventures in Nineteenth- Century Culture, Cooking, Fashion and Technologies.
  • True Ladies and Proper Gentlemen: Victorian Etiquette for Modern Day Mothers and Fathers, Husbands and Wives, Boys and Girls, Teachers and Students, and More.
  • Victorian Secrets: What A Corset Taught Me About the Past, The Present and Myself
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Fotografía de la web This Victorian Life

También ha hecho incursiones en el mundo de la ficción con una serie de libros titulados The Tales of Chetzemoka, con el nexo común de un club victoriano de ciclismo, de hecho todos los libros llevan como subtítulo A Victorian Cycling Club Romance, de la que ha editado varios volúmenes con éxito.

Además, el matrimonio ofrece servicios de consultoría histórica, presentaciones y organización de eventos, entre otros.

Os dejo un vídeo para que podáis ver una entrevista con los Chrisman. Está en inglés, y se pueden activar los subtítulos (en inglés, también).

Victorian Secrets

Peter Sauders

Peter Sauders es un hombre británico de 36 años, cuyo sueño siempre fue vivir en una casa de estilo victoriano: Como arquitectónicamente no encontró en la ciudad ninguna casa que cumpliera sus expectativas, Peter decidió comprar un cottage y convertirlo en su hogar victoriano.

Durante el día, trabaja como informático, pero cuando acaba su jornada laboral y entra en su hogar, Peter se transforma en un verdadero victoriano, no sólo porque su casa parece sacada de un libro de historia del siglo XIX, sino porque cambia su ropa con un vestuario más acorde con su nuevo hogar.

En este vídeo podéis cómo vive Peter: El refugio victoriano de Mr. Saunders

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Fotografía de Il Sussidiario.net

Peter admite que, a pesar de su pasión por lo victoriano, hay algunos inventos modernos de los que no es capaz de prescindir: el congelador, la nevera y la calefacción central.

Uno de los méritos de Peter fue la decoración; ante la imposibilidad de encontrar muebles y objetos de decoración originales de la época -unas veces por la dificultad para localizarlos y otras por los elevadísimos precios que tienen en el mercado- este victoriano moderno decidió hacer él mismo la mayor parte de su mobiliario, incluidas las alfombras que confeccionó de acuerdo con patrones y modelos de la época.

Su último proyecto ha sido crear una preciosa tienda de ultramarinos de estilo victoriano en su propiedad, en la que no falta detalle. Además este grocery victoriano está abierto al público, y sus productos pueden ser adquiridos on line, y a través de Facebook,  lo cuál no es muy victoriano, pero sí una buena publicidad para lograr publicidad y clientela.

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Fotografía de http://www.express.co.uk

En el enlace que os dejamos podéis observar la preciosa caja registradora y el aire decimonónico del que ha impregnado todo el local.

La casa y el ultramarinos de Peter Saunders

Toda esta renovación para hacer de su casa una antigüedad de catálogo le ha costado sus ahorros y gran parte de sus ingresos, pero ha podido cumplir su sueño.

Estos son dos ejemplos de personas del siglo XIX que han decidido viajar al siglo XIX: Sarah y Gabriel con una inmersión en toda regla en la época, viviendo como victorianos las 24 horas del día, y Peter haciéndolo cuando sale de su trabajo.

Pero, yo me pregunto, ¿también han prescindido del ordenador y los smartphones? Permitidme que lo dude…

Feliz año nuevo…y victoriano

Para finalizar el año, además de dejaros mis mejores deseos de felicidad, y, como no podía ser de otro modo, me gustaría terminarlo con una serie de costumbres victorianas para recibir el nuevo año. Hace tiempo Victorian Trading publicaba una serie de tradiciones que no solían faltar en una noche como la víspera de año nuevo. Vamos a recordar algunas de las más curiosas.

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Elegant Soiree- Jean Béraud

 

Los Phantom Balls victorianos

Uno de los eventos favoritos de los victorianos eran las celebraciones de Phantom Balls. Estas fiestas para recibir el año nuevo eran más desinhibidas que otros bailes más formales, entre otras cosas, porque una de las condiciones era ir disfrazado con vestuario relacionado con el mundo de los fantasmas y los espíritus.

En estos bailes participaban tanto niños como mayores, y durante la fiesta se organizaban diferentes juegos donde participaban todos los invitados, principalmente de cartas, aunque no era extraño que la fiesta finalizara con ¡un partido de fútbol entre los caballeros!

Había otra versión más refinada – y menos divertida – de los Phantom Balls, en las que se vestía de rigurosa etiqueta y en la que, sobre todo las damas, lucían espectaculares vestidos de gala especialmente confeccionados para la ocasión.

Este baile no se diferenciaba demasiado de cualquier otro tipo de evento de estas características; la única peculiaridad era que se celebraba el nuevo año.

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Preparing for the Ball- Alfred Stevens

 

Estrenando ropa nueva

A los victorianos les gustaba estrenar alguna prenda de ropa cuando comenzaba el nuevo año. No lo hacían ni por lucirla ni por presunción sino como símbolo de opulencia, de lo bueno que estaba por venir y de las privaciones y problemas, sobre todo económicos, que se dejaban atrás, en el año que terminaba.

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Getting Dressed – Charles Edouard Boutibonne. 1869

 

Dejando la chimenea como «los chorros del oro»

Una de las tradiciones más curiosas de la transición de un año al siguiente era la de la limpieza de la chimenea. El día de fin de año, los victorianos limpiaban a conciencia sus chimeneas, asegurándose de retirar toda la ceniza acumulada en ellas.

Esa ceniza simbolizaba todos los males, tanto de salud como económicos, que habían preocupado a la familia durante el año, y la limpieza hacía que esos males desaparecieran al comenzar el año con una chimenea impoluta.

Con dinero en los bolsillos

Para atraer la fortuna y una buena economía para el año que estaba a punto de empezar, era condición fundamental comenzar el nuevo año con unas monedas en los bolsillos.

Por este motivo, grandes y pequeños metían en sus bolsillos algunos peniques con la esperanza de que la diosa Fortuna los multiplicara en el año venidero, o , por lo menos, los mantuviera…

El sonido de las campanas

Ya fuera en el pueblo, la ciudad, o el interior de la casa las campanas y las «campanadas» de media noche, significaban algo más que el paso de un año a otro.

El sonido de las campanas simbolizaban el triunfo del bien sobre el mal, el final de todo lo malo para dar paso a un año lleno de esperanza y de buenos deseos.

Ese es uno de los motivos por los que en la decoración navideña de todos los hogares no faltaban campanitas que los niños se encargaban de agitar a su paso.

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Alfred Stevens

¿Cerdos y tréboles?

Pues sí…Los tréboles siempre fueron una planta portadora de la buena suerte, sobre todo dentro de la cultura irlandesa, pero los victorianos, tan supersticiosos y amantes de cualquier planta u objeto que simbolizara la buena suerte, lo adoptaron como decoración navideña y como elemento fundamental en las tradicionales tarjetas de felicitación.

Lo mismo sucedía con los cerditos. La tradición le atribuía al animal la capacidad de atraer el dinero, probablemente porque cuando los granjeros los vendían en el mercado obtenían un buen dinero por los mejores ejemplares, ya que es un animal del que se aprovechan todas las partes. De ahí las tradicionales piggy-banks o huchas con forma de cerdito.

Esta es la razón por las que los cerditos están presentes en las tarjetas de felicitación de temática navideña.

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Tarjeta navideña

Puertas abiertas y la visita de los first-footing

Una de las tradiciones más curiosas de la Navidad victoriana consistía en abrir la puerta de la casa coincidiendo con el cambio del año, para dejar salir al año que se iba, mientras la familia saludaba con alegres «Bienvenido!» al nuevo año.

Después se arrojaba un pastel contra la puerta para alejar a una posible hambruna, que pudiera llegar con el nuevo año.

Además todos los invitados esperaban con curiosidad y ansiedad la llegada del primer invitado o first-footing. La expresión definía a «la primera persona en cruzar el umbral de la casa después de media noche».

La responsabilidad de ese primer invitado era grande, ya que si traía regalos, principalmente comida y bebida, era un augurio de buena fortuna para la familia el resto del año.

Y , una de las cosas más sorprendentes  era que además de los regalos, para que el invitado fuera el portador de buena suerte este debía cumplir una serie de características físicas: ser un hombre, de estatura alta y de pelo oscuro. ¡Si el primer invitado era un hombre rubio era signo de mal presagio!

Es difícil precisar el porqué de la inquina victoriana hacia el invitado rubio. Una de las teorías apunta a la identificación del cabello rubio con el de los invasores vikingos de la isla alrededor del siglo VIII; desde esa época la idea del hombre de cabello claro cruzando la puerta de una casa indicaba las desgracias que iban a suceder. Aunque es posible que, teniendo en cuenta que los victorianos eran aficionados a las leyendas y el folklore de todas las culturas, las razones pudieran ser otras.

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Ilustración victoriana

La adivinación, ¿con la Biblia…?

¡Qué mejor modo de pasar una velada de cambio de año que pronosticando el futuro de los invitados! Por ese motivo la adivinación del futuro con las cartas era uno de los pasatiempos favoritos de los victorianos.

Pero algunos iban más allá…Se reunía a los invitados alrededor de una Biblia y cada invitado, con los ojos cerrados, abría una página y señalaba un pasaje. Después se leía el pasaje y se trataba de interpretar lo que el año nuevo depararía a esa persona de acuerdo con el pasaje o versículo elegido al azar.

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Pleasant Letters – Alfred Stevens

 

Desde La Casa Victoriana os deseamos un nuevo año lleno de felicidad y prosperidad.