¡Bienvenido Octubre!
El cuadro que ilustra el calendario de este mes es A Moment’s Reflection pintado en 1880 por el artista inglés William Oliver II.
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Reina Victoria: curiosidades
Antes de comenzar esta entrada me gustaría dar las gracias a todos los seguidores de La Casa Victoriana, a los que nos siguen en las Redes Sociales y especialmente a los que nos seguís en la web, por vuestra fidelidad y paciencia, ya que los artículos no son publicados con mucha asiduidad.
La Casa Victoriana es una idea original mía y, a veces, falta tiempo para poder elaborar los artículos y publicar algo que realmente me parezca interesante para compartir con todos los victorianos del siglo XXI que me seguís.
Para compensar, os dejo esta entrada especial sobre curiosidades de la Reina Victoria, sobre algunas de las cuales ya he hablado en la página de Facebook pero que aquí están más ampliamente documentadas. Espero que esta publicación sea de vuestro agrado.
La Reina Victoria: Curiosidades
Pocas reinas han pasado a la historia con una historia y una leyenda que sobrevive a los siglos como la Reina Victoria.
Todo en ella, desde su personalidad a su incondicional amor por el Príncipe Alberto, a su reinado con todas las circunstancias sociopolíticas y económicas que se sucedieron durante sus años al frente de Gran Bretaña han pasado no sólo a la historia sino también a la imaginería popular, creando no sólo un personaje histórico irrepetible, sino una personalidad que sigue fascinando a personas de todas las culturas y edades.
Hoy en La Casa Victoriana queremos contar algunas anécdotas de una reina que dio su nombre a toda una época: la victoriana.
El vestido de novia de Victoria

Nunca antes un vestido de novia fue tan comentado ni tan imitado, no sólo en su estilo sino en su simbología: desde los bordados hasta el color.
Victoria escogió para su vestido el color blanco, algo bastante inusual en las novias de la época. A partir de ese momento fueron muchas las novias que optaron por el blanco para sus vestidos de novia como imitación a la elección de la monarca, pero Victoria no fue ni la primera novia en usar ese color, ni siquiera la primera novia real en hacerlo. Como curiosidad apuntaremos que uno de los primeros registros históricos de novias reales vestidas de blanco es el de Philippa de Inglaterra en 1406.
El vestido de Victoria fue confeccionado en satén blanco fabricado en Spitalfields, en el distrito del East London (zona conocida por su industria textil especializada en seda, y, posteriormente al declive de la industria textil, por ser una de las zonas más peligrosas de Londres).
El encaje era un maravilloso encaje de Honiton, una localidad del condado de Devon conocido por su confección de encajes, diseñado por William Dyce, elaborado a mano con la técnica de encaje de bolillos. Una de las señas de identidad de este encaje eran los elementos de la naturaleza, especialmente hojas y flores. La cola del vestido medía 5 metros y medio de largo.

Esta elección de Victoria no fue casual. Con la elección de un vestido confeccionado por completo en Inglaterra, con tejidos fabricados en el país estaba expresando su apoyo a la industria y comercio del país. Victoria hubiera podido, como otras novias reales, escoger al mejor modisto francés y llevar los más delicados encajes de Bruselas y las más exquisitas sedas francesas, pero prefirió honrar a la industria de su país, con un vestido que no desmereció en absoluto al de otras novias reales.
Curiosamente, Victoria no usó ni corona ni tiara en su boda; su elección fue una sencilla guirnalda hecha con flores de naranjo, como símbolo de la fertilidad, que sujetaba su velo de 3 metros y medio de largo y casi un metro de ancho. En el pecho llevaba prendido un ramillete de las mismas flores.
Las joyas usadas por la reina fueron un broche de zafiros, regalo del Príncipe Alberto, pendientes y su collar turco de diamantes.
Sus zapatos no fueron unos zapatos franceses recargados, sino unas preciosas zapatillas de fabricación inglesa, de seda blanca, al estilo de las zapatillas de ballet, con cintas para anudarlas en las piernas.
La dieta de Victoria
No es ningún secreto el amor apasionado que la Reina le dedicaba al príncipe Alberto. Estar perfecta para su amado era una de sus obsesiones, y una de sus prioridades era mantener la línea y no engordar para poder lucir los bellos vestidos que las modistas de palacio cosían para ella.
Aunque Victoria siempre comió de una manera ligera y frugal, a causa de su trabajo y de su eterna preocupación por su figura, los sucesivos embarazos no le permitían mantenerse en su peso ideal, por lo que la dieta comenzó a ser una obsesión para ella.
Pero ese control por el peso desapareció con la muerte del Príncipe Alberto. Liberada de la esclavitud de las básculas y los corsés, la reina depositó toda su tristeza y frustración en la comida, convirtiendo ésta en un sustitutivo de su amor perdido. Uno de sus platos favoritos era la cabeza de jabalí con áspic, que los cocineros de palacio preparaban con mimo para el Príncipe Alberto, ya que era su preferido.

Además, después de años de restricciones alimentarias, la reina descubrió los placeres de la comida, no sólo inglesa, sino de nuevos sabores como los proporcionados por los sirvientes hindúes de palacio, con especias como el curry, que la Reina adoraba.
Esto hizo que la monarca comenzara que a sumar kilos convirtiéndose en la mujer oronda que aparece en las fotografías de sus últimos años. Los invitados a palacio comentaban la gula de la Reina, que pasaba de un plato a otro prácticamente sin darse un respiro, y como, cuando terminaba la comida y el postre, todavía pedía «algo» para terminar, como frutas o una tabla de quesos.
De acuerdo con lo expuesto en el libro The Greedy Queen de Annie Gray, un menú habitual de la Reina consistía en los siguientes platos, con sus diferentes variaciones:
Desayuno
Chuletas de cordero y patatas
Pan, tostada, bizcochos y «spread» (que podía consistir en mantequilla, crema de queso, mermelada, gelatina, patés u otras cremas y salsas para acompañar el pan y los bizcochos)
Almuerzo
Chuletas de cordero, espárrago y ave (de corral, como pollo o pavo o de caza, como perdiz o codorniz, servida fría)
Arroz con leche y canela
Compota de fruta
Cena
Huevos hervidos y un consomé de pollo
Lenguado gratinado y pescadilla frita
Rosbif y capón con espárrago
Vol-au-vents con salsa bechamel y huevos a la plancha
Flan de albaricoque
Gofres con nata
Tentempié para antes de acostarse
Fiambres y tartas
Fruta fresca
Pero si había un momento culinario que la reina adoraba, por encima de cualquier otro, este era el de los postres. Victoria amaba las tartas y las preparaciones de pastelería casi tanto como a su reino, y una ración, ni dos, eran nunca suficientes para saciar su apetito por lo dulce. Estos eran sus postres favoritos:
Jalea de vino
Crema de vainilla
Bizcochos
Vol au vent de cerezas
Rosca de Chantilly
Torta alemana
Cestas de golosinas de azúcar (frutas escarchadas y otras delicatessen azucaradas)
Turrón
Fruta fresca
Osborne House en la Isla de Wight
Osborne House fue la mansión de vacaciones de la reina Victoria y su querido príncipe Alberto. Antes de escoger Balmoral como residencia vacacional, la familia real, por expreso deseo de la reina, pasaba las navidades y los veranos en la preciosa Osborne House.
Esta casa fue también el refugio de la reina a la muerte de Alberto, y se cuenta que sus paredes fueron testigo del amor de madurez de la monarca y su sirviente indio Abdul, el hombre que pasó de las cocinas y la servidumbre a ser la mano derecha de la reina, provocando la desconfianza del resto de la familia real que veían como el joven indio influía en las decisiones de la reina más de lo que era deseable.
La terraza y los jardines estaban en estado de semi-abandono, hasta este año en el que han gastado 600,000 libras en una renovación integral, y podrá ser visitada por el público.
La gran terraza fue construida siguiendo un diseño personal del Príncipe Alberto, y la fuente Andrómeda, que ocupa el centro del jardín, fue mandada traer a la isla por la reina de la Great Exhibition de 1851.
Como curiosidad, una de las plantas más destacadas del jardín es un gran mirto (o arrayán) que fue un regalo de la madre del príncipe Alberto y que éste plantó en los jardines de Osborne House. Este mirto fue usado para confeccionar el ramo de novia que Kate Middleton llevó el día de su boda con el príncipe William.
El scrapbook de Victoria

La técnica del scrapbook era un pasatiempo al que los victorianos eran especialmente aficionados. Los álbumes no sólo demostraban la pericia y creatividad de las jóvenes victorianas, sino que implicaba dominar varias habilidades más, como el bordado, el secado de flores, la conservación de hierbas aromáticas, la caligrafía, el colecccionismo de pequeños detalles, la técnica del decoupage…
Los álbumes de scrapbook se convertían en algo más que un diario siendo casi pequeños tesoros llenos de recuerdos que nos mostraban los gustos, comportamientos y sentimientos de las jóvenes de una época. Si la joven protagonista del scrapbook en cuestión era la Reina Victoria, entonces nos encontramos con un documento de gran valor histórico.
La institutriz alemana de la joven Victoria elaboró durante años un álbum lleno de recuerdos de la niñez de la Reina; este álbum era una de su posesiones más preciadas y está realizado con sumo gusto y cuidado, representando cada una de las etapas de su querida pupila. Este trabajo es un testimonio histórico no sólo de la niñez y juventud de la reina, sino de la especial relación que tenía con su institutriz.
El álbum está formado por postales, recortes, mechones de pelo, trozos de tela de sus vestidos más representativos, cartas, flores secas y un sinfín de pequeños y especiales recuerdos, entre los que destacan las primeras acuarelas pintadas por Victoria.
Este scrapbook fue subastado en Berlín por un precio que ronda los 70.000 euros.
Los regalos de la Reina Victoria a sus soldados

A la Reina Victoria le gustaba saber cómo se sentían los ciudadanos de su país e mostrarles que su reinado era un reinado de servicio al pueblo y no sólo decorativo.
Uno de los colectivos a los que le demostraba mayor cariño era a los soldados del ejército británico, a quienes no dudaba en mostrarles su respeto por el servicio prestado a la corona y a todo el imperio, poniendo en riesgo sus propias vidas.
Ella misma elaboraba pequeños obsequios para os soldados, como las bufandas de lana de la fotografía, que ella misma calcetaba (no las compraba o tenía a otros calentando por ella, sino que lo hacía ella misma) y que enviaba con todo su afecto a los soldados.
A Victoria le encantaba el crochet, y desde niña hacía pequeños complementos para ella y para los suyos. No era extraño ver a la Reina en su casa de Osborne, en sus aposentos privados o en los jardines con sus agujas y su ovillo de lana calcetando y abstraída en sus pensamientos. Para ella era un momento de relax, ajena a los deberes oficiales y familiares.

Cuando tejió estas bufandas Victoria tenía una edad avanzada y su vista no era buena, por lo que solo fueron entregadas unas 8 bufandas, tejidas por Victoria. Cada bufanda llevaba grabado el emblema VR, Victoria Regina.
La Reina especificó que cuatro de esas bufandas fueran entregadas a soldados británicos y otras cuatro a soldados de las colonias, independientemente de su rango.

Años atrás, una de estas bufandas, que fue entregada a un sargento, fue autentificada y vendida en una subasta a un precio de entre 8000 y 12000 libras; la bufanda se acompañó de su paquete original y de un lote de medallas.
Los chocolates de la Reina Victoria

Otro de los obsequios de la reina a sus soldados fue una lata de riquísimo chocolate negro enviado en 1900 a los soldados que participan en la guerra de los Boer.
El chocolate hecho en tabletas de onzas gruesas fue enviado en una lata especialmente diseñada para este hecho.
En la lata aparecía un busto de la reina y, por supuesto, su emblema VR. Cada lata tenía una pequeña tableta de chocolate elaborada por la casa proveedora de la familia real desde 1854, Cadburys.
Este encargo por parte de la reina, puso a los hermanos Cadbury, Richard and George, en un dilema, ya que ellos no estaban a favor de la guerra; pero renunciar a la elaboración podría suponer una ofensa a Victoria y que una de las empresas rivales se hicieran con los servicios reales, por lo que pidieron la colaboración de otras dos empresas para elaborar el obsequio de manera conjunta, sin que aparecieran los nombres de ninguna de las tres empresas en la lata. Los tres participantes en el proyecto fueron Quakers, Joseph Rowntree y Joseph Fry.
Se fabricaron 10 latas de chocolate diseñadas por Fry, en dos tamaños diferentes.
Algunas de estas latas aún se conservan y pueden ser adquiridas por los coleccionistas, ¡con el chocolate intacto!
El pastel de boda de Victoria

En 2016, salió a subasta un trozo del pastel de boda de la Reina Victoria que se vendió por 1,500 libras. El trozo de pastel fue servido en 1840.
El pastel de bodas fue un sencillo bizcocho inglés elaborado con frutas confitadas y frutos secos, que como podéis observar no tiene nada que ver con los espectaculares pasteles de boda actuales. De este pastel se reservaron varios trozos que se guardaron en un estuche conmemorativo y se regalaron a personas escogidas por la propia Victoria.

Esta rareza fue vendida por el coleccionista de Jersey David Gainsborough Roberts y se ofreció dentro de su estuche conmemorativo original, donde se conservó hasta la actualidad.
Como prueba de esto es realmente cierto os dejo las fotografías del estuche, que se conserva en un casi perfecto estado, y del trozo de pastel, que se conservará en un estado que prefiero no saber, tal y como aparecen en la web de la casa de subastas Christie’s (garantía de que tanto el estuche como el trozo de pastel son auténticos)
Sarah Forbes Bonetta, la décima hija de la Reina Victoria

Aina, fue una niña africana nacida en Oke-Odan. Después de un ataque de la milicia Dahomeyan, la familia de la pequeña fue atacada. Sus padres y hermanos murieron en el ataque y Aina fue capturada a los 5 años.
Su primer destino fue la corte del rey Ghezo, donde era tratada como una esclava, a pesar de no haber cumplido ni siquiera los 6 años de edad, pero en la corte había otros planes para la pequeña: ser destinada a los rituales de sacrificio humano.
El oficial de la marina británica Frederick Forbes, enviado por la Reina Victoria a las tierras africanas la conoció y convenció a sus captores de que la niña sería un regalo para la Reina Victoria, salvándola de una cruel muerte.
Cumpliendo su palabra, el oficial se la presentó a la reina, quien la adoptó y le proporcionó todas las comodidades de un miembro de la familia real. Además cambió su nombre, por uno que consideró más inglés: Sarah. Sus nuevos apellidos Forbes Bonetta, se decidieron por las circunstancias de su llegada a Inglaterra: Forbes por el oficial que la conoció y Bonetta por el HMS Bonetta, el navío que la trajo a Inglaterra.

A causa de los problemas de Sarah, para acostumbrarse al clima inglés y para completar su educación la reina la envió a Sierra Leona y, una vez terminados sus estudios, a la edad de 12 años, Sarah regresó a Inglaterra, pudiendo así acudir a la boda de Victoria con el Príncipe Alberto.
A pesar de la juventud de Sarah, la reina promovió su matrimonio con el Capitán James Davies, un rico hombre de negocios de Yoruba, con el que tuvo una hija a la que llamó Victoria y de la que la reina fue madrina.
A la muerte de Sarah, la reina de ocupó de todos los gastos derivados de la educación y bienestar de la niña.
Los «calzones» de la Reina

En el año 2016 se subastaron uno de los calzones o bloomers que usó la Reina Victoria en sus últimos años. Esta prenda iba acompañada de una camisa con la que formaba un conjunto de ropa interior. En la subasta, las prendas fueron adquiridas por más de 16,000 libras, el doble de lo esperado por sus vendedores.
La ropa de color blanca, se encontraba con algunas manchas y un ligero color amarillento, no por el uso, ya que al parecer las prendas fueron solamente utilizadas una o dos veces, sino por el desgaste del paso de los años y el efecto de la humedad.
Una de las características de los calzones es que son enormes, pero debemos tener en cuenta que Victoria tuvo 9 hijos, y que aunque siempre estuvo muy orgullosa de su figura menuda, que cuidaba a base de una estricta dieta, a la muerte de su querido Alberto abandonó todos los cuidados y se dedicó a dar cuenta de suntuosas comilonas, lo que le creo un severo sobrepeso, que nunca pareció importarle en absoluto.
Estas prendas llegaron al vendedor por medio de su abuela, que fue una de las asistentes personales de la Reina, ya que era habitual, como veremos a continuación, que Victoria regalara sus prendas íntimas después de su uso.
Cuando la Reina Victoria regalaba su ropa interior

La Reina Victoria no usaba su ropa interior más que un contado número de veces. Cuando consideraba que sus bloomers ya no eran adecuados para su uso personal, los regalaba a otras mujeres para que pudieran usarlos. Habitualmente, las destinatarias de la ropa interior de la Reina eran sus ayudantes personales u otro personal del servicio.
Estas prendas no se solían utilizar de nuevo, entre otras cosas porque era difícil encontrar mujeres de la envergadura de la Reina, básicamente porque no tenían la suerte de poder alimentarse de cinco comidas al día con las viandas que se servían en palacio, pero cualquier mujer se sentía muy afortunada por ser la destinataria de este obsequio.
Regalar la ropa interior usada nos puede parecer bastante insólito, pero no en el caso que nos ocupa, ya que se consideraba un inmenso privilegio recibir un regalo de la Reina. Además, debemos recordar que en toda su ropa interior se bordaban las letras VR, Victoria Regina, y, en algunas prendas, además, se bordaba una corona como símbolo de su majestad, por lo que la afortunada que recibía los bloomers tenía un pequeño tesoro real en su humilde casa.
Los cuentos de la Reina: The Adventures of Alice Laselles

A la edad de casi 10 años, Victoria Alexandrina escribió su primer cuento completo que fue publicado hace pocos años con una introducción de Jaqueline Wilson.
El libro cuenta la historia de Alice Laselles que es acusada falsamente de permitir que un gato entre en la escuela sin permiso. Alguien ha atado una cinta roja al gato con el nombre de Alice en ella, para implicarla en la travesura. Sin embargo, el culpable es descubierto y Alice es declarada inocente.
El libro incluye preciosas ilustraciones que combinan imágenes restauradas digitalmente de las muñecas de papel hechas por la Princesa Victoria y su institutriz, Baronesa Louise Lehzen, así como aguafuertes de siglo XIX.
El cuento aparece firmado por Alexandrina Victoria.
Boy Jones, el chico obsesionado con Victoria
El joven Edward Jones se convirtió en toda una celebridad en el siglo XIX. No había pub, reunión o periódico en donde no hablara sobre este joven. ¿La razón? Ser uno de los primeros acosadores que se registraron públicamente como «stalkers» y cuya acción se convirtió formalmente en delito policial.
Y, ¿quién fue la destinaria de este acoso? Pues la mismísima Reina Victoria.
El joven Boy Jones, como era popularmente conocido, era un joven introvertido y solitario, no demasiado agraciado físicamente, que vagabundeaba por las calles de Londres. La creencia popular era que trabajaba como deshollinador, pero la realidad era que siempre estaba sucio porque, como él mismo reconocía, nunca se lavaba ¡porque no le gustaba hacerlo!
Su obsesión con Victoria comenzó cuando Jones tenía sólo 14 años. A esa edad entró en Buckingham Palace por primera vez. Aprovechaba puertas mal cerradas, ventanas abiertas o cualquier descuido del servicio para colarse en palacio (debemos tener en cuenta que, en aquella época, no existían las medidas de seguridad actuales). Jones fue atrapado tres veces, pero él mismo confesó que había entrado muchas más.
La primera vez que se coló en palacio su botín fue ni más ni menos que los «bloomers» de la Reina, de hecho, una de las veces que fue atrapado, la policía descubrió con sorpresa que ¡Jones llevaba puesta la ropa interior de la Reina Victoria bajo sus pantalones!
Otras veces lo encontraron plácidamente sentado en el trono de Victoria, uno de sus lugares favoritos para estar cuando entraba en palacio, como él mismo le contó a la policía.
Cuando entraba también solía robar comida de la cocina.

Como en la época el acoso no constituía un delito, y el joven no podía ser condenado por traición, sólo se le acusó de robo y pasó un breve tiempo en prisión. Pero cuando salió volvió a acosar a la Reina. Se le apresó durante meses en un barco prisión y después fue deportado a Australia, de donde regresó al poco tiempo.
Convencido por su familia volvió a Australia, donde terminó sus días.
No hay noticia de que Jones acosara o vigilara a otras mujeres (aunque también es cierto que si lo hiciera probablemente no habría denuncia alguna, sobre todo si la mujer era pobre y vivía en los barrios de la clase trabajadora londinense). Es más, según los estudiosos de la figura del curioso joven, ni siquiera se le conoce un especial interés en las mujeres o una relación con alguna. Para él solo existía Victoria.
Como curiosidad comentar que en 1950 se estreno la película The Mudlark sobre Boy Jones y su relación con la reina. Protagonizada por Irene Dunne, presentaba una versión muy edulcorada de joven y su relación Victoria, relación que realmente nunca existió.
El atrevido regalo de Victoria a Alberto

En 1843, con motivo de su vigésimo cuarto cumpleaños, la Reina Victoria le encargó al pintor Franz Xaver Winterhalter, un retrato que salía de lo usual.
No era un retrato oficial, sino un encargo personal para su enamorado.
Durante muchos años este retrato fue conoido como el retrato secreto, no porque no se conociera su existencia sino porque no fue pintado para ser exhibido sino para ser admirado sólo por os ojos de Alberto.
De hecho el retrato podría considerarse muy atrevido ya que Victoria posa muy natural, con un vestido sugerente con los hombros al descubierto (tenemos que verlo desde la perspectiva del siglo XIX) y con su cabello suelto cayéndole sobre los hombros.

Victoria no sólo le regaló este cuadro a su marido; también le gustaba enviarle sus dibujos, especialmente autorretratos con lapiceros, que acompañaban a sus largas misivas. Estos autorretratos son bastante desconocidos para el gran público, y muestran una de las aficiones favoritas de la reina (recordemos que dibujaba sus muñecas y sus paper dolls con sus vestidos) y una técnica bastante aceptable a la hora de hacer sus dibujos.
Las 8 veces que intentaron asesinar a Victoria

Victoria sufrió 8 intentos de asesinatos; algunos con un trasfondo político, otros con significado social y bastantes llevados a cabo por hombres con enfermedades mentales.
Aunque alguno de sus agresores fue condenado al patíbulo, la misma Victoria condonó el castigo por la reclusión o la deportación.
De todos modos ningún intento de asesinato consiguió que la Reina cambiara sus costumbres ni se dejara amedrentar por la situación, aún a pesar de las súplicas de Alberto y e sus ministros y asesores. La reclusión en palacio por temor a ser asesinada no fue nunca una opción para Victoria que no renunció a cumplir ninguno de sus deberes oficiales ni siquiera durante los embarazos e sus nueve hijos.
La primera vez lo intentó Edward Oxford, en 1840. Victoria estaba embarazada de su primer hijo y recorría en calesa la ciudad de Londres. Se demostró que Edward tenía una enfermedad mental y fue recluido en un manicomio.
La segunda vez y la tercera vez el protagonista fue John Frances en el 29 y el 30 de mayo de 1842. El 29 de mayo pudo escapar y volvió a intentarlo al día siguiente. El hombre fue condenado a la horca, pero Victoria lo perdonó y cambió el castigo a reclusión en una prisión.

El cuarto intento fue obra de John Bean, también en 1842. El hombre que logró escapar de la policía aunque herido fue detenido en su casa familiar esa misma noche. Bean declaró que sólo intentaba llamar la atención y que la pistola ni siquiera estaba cargada con pólvora, sino con tabaco. Fue condenado a 18 meses de trabajos forzados.
William Hamilton intentó matar a la Reina en 1849. Las razones que adujo fueron muy curiosas; para resumirlas diremos que el hombre dijo que estaba cansado de ser pobre y trabajar y deseaba ir a prisión para tener un plato de comida caliente. Fue deportado a Gibraltar.
El sexto intento de asesinato sucedió en 1850 y fue Robert Pate, un antiguo oficial de la armada británica, conocido en los círculos londinenses por su comportamiento errático, rozando en la locura quien disparó a la Reina. Fue deportado a Tasmania.

El revolucionario irlandés Arthur O’Connor lo intentó por séptima vez en 1872. Confesó que nunca tuvo la intención de matar a Victoria sino que pretendía llamar la atención sobre la situación irlandesa y los irlandeses encarcelados por sus ideas políticas.
El último intento registrado fue obra de Roderick McLean en 1882. Este hombre con serios problemas mentales fue internado en un manicomio.
¡Hasta la próxima, victorianos!
¡Bienvenido septiembre!
Nuestro calendario de este mes está ilustrado con un cuadro pintado por Federico Andreotti en 1842 titulado las hermanas.
¡Bienvenido, agosto!
Aunque ya lo habíamos compartido en Redes Sociales, nos habíamos olvidado de darle la bienvenida a agosto en la web.
Bienvenido mayo: nuevo calendario

Bienvenido abril
Damos la bienvenida a abril, con un nuevo calendario de La Casa Victoriana ilustrado, como todos los meses, con un cuadro que tiene como protagonista a una dama leyendo. En esta ocasión el cuadro es Ensueño de John Bostock.
¡Bienvenido febrero!
¡Bienvenido febrero!
El cuadro que ilustra nuestro mes de febrero es una preciosidad titulada A Summer Beauty, perteneciente a la escuela pictórica inglesa del siglo XIX y cuyo autor es anónimo.
Podéis descargarlo en la opción “guardar foto” del botón derecho del ratón, después de “pinchar” en la imagen.
Para comenzar el año: el calendario de La Casa Victoriana.
Este año os iremos ofreciendo un calendario mensual, ilustrado con los mejores cuadros de la época victoriana. Podéis descargarlo en la opción «guardar foto» del botón derecho del ratón, después de «pinchar» en la imagen.
La temática que he escogido para este primer calendario es la lectura y la escritura, con damas victorianas como hilo conductor.
Os dejo enero, ilustrado con un cuadro de Hermann Fenner-Behmer, titulado Mujer escribiendo una carta.
Espero que sea de vuestro agrado.
¡Feliz año, victorianos!
Jane Austen: 200 aniversario. Anécdotas y curiosidades I
Este año se rememorará el 200 aniversario del fallecimiento de la escritora inglesa Jane Austen con una serie de actos conmemorativos que se desarrollarán, a lo largo del año, en el condado de Hampshire, en la costa sur de Inglaterra, lugar donde la escritora nació, vivió y murió.
La expectación por estos actos y la enorme popularidad de la escritora en todo el mundo está haciendo que en lo que va de año se estén generando noticias acerca de ella de toda índole. En las redes sociales de La Casa Victoriana nos hemos hecho eco de algunas de ellas. En esta entrada las recordaremos y hablaremos de otras no menos curiosas.
Hay tantas que dividiremos las entradas en dos partes, aunque debido a la rapidez con la que salen nuevos anuncios y noticias es probable que haya una tercera parte.
Redecorando la casa de Chawton
Tras la muerte de su padre en 1809, Jane Austen, su hermana Cassandra y su madre se mudaron a una pequeña casita en el pueblo de Chawton. Hoy esa casa alberga la Casa Museo de Jane Austen y está lleno de pertenencias de la familia, con predominancia de objectos pertenecientes a Jane.
Para poder trasladar a los visitantes al ambiente del Chawton de Austen de la forma más precisa posible los responsables del museo han redecorado dos habitaciones con reproducciones del papel pintado que originariamente había en la casa.
Además como pieza estrella se expone la mesita redonda en la que Jane escribió sus novelas más emblemáticas, así como manualidades y labores que ella misma realizó, como un estuche para agujas .
Billetes de cinco libras con un microretrato de Jane Austen
¿Recordáis el libro de Roald Dahl «Charlie y la fábrica de chocolate» donde Willy Wonka escondía en sus chocolatinas cinco billetes dorados que daban acceso a una visita a su fábrica?
Pues en este caso la pequeña obra de arte con el retrato de Jane que aparece en cinco billetes de 5 libras repartidos por todo el Reino Unido ha desatado la locura de los británicos por ser los afortunados poseedores de uno de los billetes.
El artista del micrograbado Graham Short grabó, a principios de este año, cinco microrretratos de Jane Austen en billetes de cinco libras. Cada retrato, del tamaño del ojo de una aguja está rodeado por una cita de una de sus novelas.

Después de haber grabado los billetes, los gastó en diferentes lugares del Reino Unido para ponerlos en circulación, publicitando la acción, pero sin decir dónde lo había hecho, lo que creó una expectación sin precedentes de los admiradores de Jane Austen y de los coleccionistas de rarezas, que se lanzaron a la caza del los «fiver», nombre coloquial del billete de 5 libras británico.
Aunque en un principio sólo se grabaron 3 billetes, el increíble éxito de la acción, y las desmesuradas cantidades que se ofrecían por los billetes, hizo que el artista pusiera en circulación dos billetes más, dando la localización del último, Bath, donde se encuentra el Jane Austen Centre.
A la hora de escribir esta entrada se habían encontrado tres billetes, Los afortunados han sido una anciana en el Charlie’s Bar en Enniskillen, Irlanda del Norte, otra mujer que lo recibió como cambio después de pagar el importe de un sandwich de salchicha y huevo (sin comentarios) en un «diner» de Blackwood, en Gales y el tercero una persona anónima que lo recibió en una tarjeta de Navidad y de la que únicamente se sabe que reside en Escocia.
Las últimas cantidades que se ofrecían por los billetes eran ¡50,000 libras por cada billete de 5 libras! y todavía faltan dos por ser encontrados.

Los matrimonios inventados de Jane Austen
Jane Austen permaneció soltera toda su vida, y realmente poco sabemos de la vida amorosa de la escritora a no ser lo que ella dejó que supiéramos o a través de la lectura de las cartas que le escribió a su hermana Cassandra.
Aparte de su amor juvenil con Thomas Lefroy, el intento familiar de emparejarla con Samuel Blackall, que ella rechazó y el «casi-compromiso» con Harris Bigg-Wither, al que rechazó al día siguiente de aceptar su proposición de matrimonio, no se conoce ningún gran amor de la escritora y, mucho menos, un matrimonio secreto.

Sin embargo, este mismo año, el condado de Hampshire, expondrá dos certificados de matrimonio, encontrados en los archivos del registro civil de Steventon: en el primero se anuncia el enlace de la señorita Jane Austen y el señor Henry Fitzwilliam y en el segundo el enlace de la señorita Jane Austen con el señor Edmund Mortimer.
Se cree, casi con total seguridad que ambos certificados fueron inventados por la propia Jane ya que tenía acceso al registro como hija del párroco del pueblo.
Lo que es un misterio es la razón por la que Jane decidió falsificar ambos documentos.
Jane Austen ¿envenenada con arsénico?
Este mismo año se retomaba la leyenda del envenenamiento de Jane Austen por arsénico que ya había salido a la luz en 2011.
De hecho la escritora de novela negra Lindsay Ashford publicó una historia de ficción en la que se sugería que Jane fue envenenada con arsénico. La novela se titulaba La misteriosa muerte de Jane Austen, que dio lugar, durante un tiempo a toda suerte de conjeturas.
Esta hipótesis vuelve de nuevo a la actualidad este año, ya que la comisaria principal de manuscritos del siglo XVII al XIX de la Biblioteca Británica, Sandra Tuppen, ha anunciado que, después de analizar tres pares de gafas de diferente graduaciones pertenecientes a Jane Austen, puede afirmar sin ningún tipo de duda que se ha encontrado arsénico en sus monturas.
Estas gafas se encontraban en un escritorio que una de las descendientes de Austen donaron a la Biblioteca Británica.
Es cierto que el arsénico era ampliamente utilizado en el siglo XIX como componente de muchas medicinas y de productos cosméticos, ya que se desconocía su alto grado de toxicidad, y es probable que alguno de los tratamientos que Austen tomara para su reumatismo, contuviera la sustancia. Incluso se cree que sus cataratas y su cada vez más débil visión pudiera deberse al arsénico, o bien, a cualquier otro producto que tomaba y que pudiera afectarle a la misma.
Uno de estos productos era el popular Fowler’s Solution, un compuesto que se recomendaba para tratar todo tipo de males, desde la sífilis hasta el reumatismo.
Jane murió a la edad de 41 años, pero es muy improbable que la causa fuera un envenenamiento, ni por arsénico ni por ninguna otra sustancia de manera consciente por alguien, ni siquiera por error.
¿Fue una mujer el verdadero amor de Jane Austen?
El último estudio sobre la escritora realizado por la historiadora Lucy Worsley sugiere que Jane Austen no sólo se mantuvo soltera toda su vida, como ya sabemos, sino que su supuesta virginidad era debida a que nunca tuvo relaciones sexuales con hombres porque Jane prefería la intimidad con mujeres.
A estas alturas parece que todo sobre Jane ya ha sido dicho, pero cada vez que hay una conmemoración es el momento ideal para publicar libros, estudios y otro material que necesita de «novedades» para atraer la atención del público.
En el año 1995, el profesor Terry Castle, de la prestigiosa Universidad de Standford publicó un estudio en el llegaba a la conclusión de que el verdadero amor de Jane Austen era…¡su hermana Cassandra!

Este estudio, publicado en la London Review of Books, señalaba el amor incondicional entre las dos hermanas y los celos que tenían cuando una de las dos iniciaba una relación. No puedo juzgar el porqué el profesor Castle llega a estas conclusiones porque no he leído su estudio, pero sí he leído las cartas de Jane a Cassandra y, en verdad, es que no puedo imaginar cómo ha podido llegar a esa hipótesis, pues yo no soy capaz de ver más que amor filial, de dos hermanas que son las mejores amigas.
Los expertos que leyeron las conclusiones del profesor, tiraron por tierra todas y cada una de sus hipótesis y definieron su estudio como «ganas de llamar la atención»,
Este año mi admirada Lucy Worsley publica un libro con conclusiones parecidas, aunque no tan escandalosas. Según la biógrafa de Jane Austen, ésta dormía habitualmente con una amiga. lo cual podría llevarnos a intuir un amor lésbico de la escritora.
Expertos en la novelista como Claire Tomalin, Amanda Vickery o Barah Tandon, dudan del lesbianismo de Jane Austen, poniendo de relieve los diferentes modos de entender la amistad femenina en los siglos XVIII y XIX, donde compartir habitación o cama con una amiga era normal, al igual que ir del brazo o de la mano o sentir admiración por una mujer bella o elegante sin que por ello hubiera connotaciones sexuales.

Verdad o no, todo lo que podemos saber de Jane Austen, serán meras hipótesis o especulaciones extraídas de sus obras o sus cartas, ya que contrariamente a lo que ocurre con otros escritores no hay documentos ni gráficos ni escritos donde Jane hable abiertamente de sus intimidades o de sus sentimientos amorosos más profundos.
En entradas futuras seguiremos hablando de noticias, acontecimientos y eventos que se están sucediendo y sucederán a lo largo de este año Austen. Para estar siempre al día de la actualidad victoriana te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales.
Nota: los fotogramas de las películas son propiedad de sus autores y aparecen con la mera función de ilustrar el texto.