Mary Cholmondeley (pronúnciese «Chumley») es una de esas escritoras , que a pesar de lograr un gran éxito en vida y de escribir magníficas novelas, han sido olvidadas injustamente a lo largo de los años.
Nacida en Hodnet, Shropshire, en 1859, se crió en la rectoría de la cual su padre era el responsable. A pesar de su origen aristocrático y de que algunos de los miembros de su familia estaban relacionados con el mundo literario, el carácter tímido de Mary la convirtió en una joven retraída que creía carecer del atractivo necesario para atraer a los chicos y se refugiaba en sus historias de ficción, que contaba a sus hermanos pequeños, para escapar de su vida anodina.
De todos modos, parece que hubo un hombre en la vida de Mary, cuya relación la marcó para siempre. La imposibilidad de vivir esa relación y la posterior ruptura agudizaron más si cabe su carácter retraído y melancólico, dedicando su vida al cuidado de su madre enferma, y después de la muerte de su madre, al cuidado de su padre y de sus hermanos menores.
Cuando le llegó el éxito con su obra Red Pottage, ya había publicado varios libros. En 1886, publicó su primer libro Her Evil Genious. Un año después, publicó anónimamente The Danvers Jewels en el Temple Bar – esta era una publicación inglesa especializada principalmente en seriales de ficción y que contaba con la colaboración entre otros, del genial Wilkie Collins.
Su siguiente obra, Sir Charles Danvers, fue publicada en 1889 también de manera anónima en el Temple Bar, y no fue hasta 1893, con la publicación de Diana Tempest, que comenzó a publicar con su propio nombre. Uno de los valores literarios de Diana Tempest es que anticipa el movimiento literario conocido como New Woman fiction, que apareció alrededor de 1890.
Pero su gran éxito como escritora le llegó en 1899 con la publicación de la más autobiográfica de sus obras Red Pottage. La novela fue un éxito rotundo tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos y le abrió las puertas de las grandes círculos literarios y de amistades como la de Henry James.
Aunque el éxito de sus obras , la convirtieron en un personaje popular de las letras victorianas inglesas, Mary Cholmondeley nunca abandonó su vida apartada y solitaria, que consagró a la escritura y al cuidado de su familia, ya que, como predijo, nunca se casó – Mary padecía un asma crónica que dificultaba su vida diaria y con el tiempo la enfermedad se hizo tan insoportable que tomaba morfina para aliviar los síntomas, lo que hacía que sólo pudiese escribir y hacer las correcciones de sus obras en sus momentos de lucidez.
Murió en 1925, dejando un legado literario que refleja a la mujer de su tiempo y su papel en una sociedad en la que intenta ser independiente.
La escritora, que desgraciadamente es una gran desconocida en España, volvió brevemente a la actualidad con la edición en 2008 de La Polilla y la Herrumbre, que publicó la Editorial Periférica. La obra, altamente recomendable, cuenta la historia de dos mujeres: la inteligente, independiente y cultivada Anne y la ingenua, bella y de clase social más humilde Janet, y, por supuesto del tercer personaje en discordia Stephen.
Los tres compondrán el triángulo sobre el que se asienta una historia, reflejo de una sociedad preocupada por los estereotipos sociales y el poder económico contrapuestos y enfrentados a las emociones y sentimientos individuales.
La obra ha sido comparada con las novelas y personajes de Jane Austen, aunque el nivel de crítica social, de sátira e ironía que destila el libro es mucho más ácido que las novelas de Austen, incluso en la frase de la que se saca el curioso título de la novela:
«Hemos sufrido lo que hemos sufrido. La persona por la que se sufrió no volverá a escuchar una palabra nuestra./ La polilla y la herrumbre han corroído. / Han entrado los ladrones y han robado.»
En 2009 se publicó una biografía de la autora titulada Let the Flowers Go, A life of Mary Cholmondeley, obra de Carolyn W de la L Oulton.
Desgraciadamente, la obra de Mary Cholmondeley no está disponible, en castellano, en nuestro país. Podéis acceder a alguna de sus novelas a través de los links del Projecto Gutenberg en lengua inglesa.
Que lástima! ¿Como es posible que sus obras no esten publicadas en este pais? No conocía a esta escritora, ni la conoceré me temo.Pero gracias por contarnos su historia.Deberíamos abrir algun tipo de página de protesta para que se publiquen aqui jajaja.Además de buena escritora debió de ser una buena mujer, toda su vida cuidó de su familia.Un saludo y gracias.
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Por cierto , me estoy leyendo La dama de blanco de Wilkie Collins!
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Me encanta Wilkie Collins! Creo que me lo he leído casi todo de él. La última que he leído ha sido La Túnica Negra.
Te recomiendo El Secreto, La Ley y la Dama y Armadale. Aunque, la verdad, es que todas las novelas de Wilkie Collins enganchan desde la primera página.
Ya me contarás que te parece la Dama de Blanco.
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Claro! De momento no llevo mucho , pero esta muy interesante , aunque llevo unos días sin leerlo , te haré caso y leeré también las obras que me recomiendas.Ah! y tu post lleva desde ayer en mi facebook 🙂 Bueno para que no te lo tenga que decir siempre , cada vez que publiques lo haré yo a su vez en mi facebook.Un saludo.
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Hola, ¿cómo estás? n_n
Pasaba a decirte que me encanta tu blog, me he leído todas las entradas. Estás haciendo un trabajo muy bueno e instructivo. La verdad es que he aprendido muchas cosas, sobre todo a lo que inventos se refiere.
¿Te importa que te pregunte algo? Es que, por lo que he entendido, las mujeres victorianas eran muy pudorosas y solían taparse mucho. Pero, ¿era frecuente que llevasen los hombros al descubierto?
Me gustaría saber si vas a hablar sobre la indumentaría que utilizaban. Me llama especialmente la atención y me gustaría leer sobre ello.
En fin, te mando saludos y muchos ánimos para seguir con el blog. ^-^
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Muchas gracias por tu comentario, Lorena!
Estoy preparando algunas entradas sobre la ropa victoriana que espero publicar próximamente.
En cuanto a lo que me preguntas: en su vida cotidiana las damas llevaban los hombros cubiertos; en cambio los trajes de fiesta, no sólo llevaban los hombros al descubierto sino que los escotes eran pronunciados.
En su estudio sobre las prendas victorianas Andrew Brownfoot explica como, para ser aceptado en la sociedad victoriana, se celebraban fiestas en los que los «recién llegados» a este estatus eran recibidos por la Reina.
El código de vestuario para estas recepciones, llamadas «Drawing Rooms», era muy rígido y consistía en «court gowns», o vestidos para la corte, con escote bajo y una larga cola, que la dama debía manejar con habilidad.
En cambio, las Victorianas eran más pudorosas con sus piernas y los tobillos debían ir siempre cubiertos.
Espero que la respuesta te haya sido de utilidad.
Un saludo, y gracias por seguir mi blog.
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Muchas gracias por la respuesta, ahora lo entiendo mejor.
Espero seguir viendo entradas tuyas en el blog, estaré esperándolas.
¡Saludos! n_n
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No conocía a la autora, pero ya está en mi lista la novela que mencionas en español: La Polilla y la Herrumbre. Tiene muy buena pinta. Yo soy fan de Jane Austen y disfruto mucho también con las obras de las Bronte, de Elizabeth Gaskell y de George Eliot. Me encanta descubrir autoras nuevas. Como veo que esta entrada es algo antigua, apunto aqui que el año pasado se publicó en español otra novela de Mary Cholmondeley: Un Inconveniente, por editorial Periférica.
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