Cartas de Amor según el Professor Thomas E Hill

Un San Valentín Victoriano

El 14 de Febrero se celebra la festividad de San Valentín, un día en que los enamorados se intercambian regalos como muestra de su amor. Esta celebración era tradicional en los países nórdicos y a lo largo del siglo XX fue implantándose en la mayor parte de los países, sobre todo gracias a importantes técnicas de marketing que nos recuerdan constantemente «la necesidad» de comprar un regalo para conmemorar el día.

valentine card

El origen de la explosión popular de la conmemoración de este día debemos atribuírsela, en gran parte a una mujer Esther Howland, que publicó masivamente en la segunda mitad del siglo XIX tarjetas postales con imágenes de cupidos y bellas ilustraciones relacionadas con el enamoramiento conocidas como valentines. Estas postales ilustradas fueron acogidas con enorme éxito por parte de una sociedad victoriana a la que le encantaba el envio de cards para conmemorar cualquier situación especial. La elección de la postal, habitualmente acompañada de un mensaje era crucial para afianzar una relación, e imperdonable no enviarla, por lo que los enamorados esperaban este día con impaciencia para recibir este regalo elegido por su pareja.

don't doubt

A menudo, en las ilustraciones aparecían diferentes tipos de flores, que dependiendo del tipo, significaban una u otra cosa. Recordad que el lenguaje de las flores era muy importante para los victorianos, y una mala elección en las flores que se enviaban en un ramo podían suponer un completo desastre para una relación.

Celebremos o no este día, la herencia que nos han dejado los victorianos con estas preciosas ilustraciones es digna de admirar.

El Profesor Thomas E Hill fue una respetada figura que intentó definir las normas de comportamiento formales que toda dama y caballero victorianos debían seguir para actuar con propiedad en cada momento. A través de sus obras, manuales de cabecera para la alta sociedad – sobre todo para las damas – definió el estilo de toda una generación en la manera de hablar, actuar y el relacionarse de acuerdo a estrictas normas sociales que dominaban lo que se podía definir como «políticamente correcto» en la segunda mitad del siglo XIX.

En sus obras Morals & Manners Illustrated y Manual of Social and Business Forms explicaba claramente lo que se debía y no se debía hacer en los diferentes escenarios sociales. Una recopilación de estas obras ha sido editada de nuevo en un pequeño libro titulado The Essential Handbook of Victorian Etiquette, publicado por la editorial Bluewood Book, de entretenidísima lectura que, además darnos una exacta descripción del comportamiento social victoriano de las clases altas, nos hace sonreir cuando comparamos como han cambiado los tiempos y que distintas eran las cosas hace poco más de un siglo.

Alfred Stevens - The Letter
The Letter. Alfred Stevens.

Además esta edición está bella y profusamente ilustrada por los inconfundibles dibujos de Charles Dana Gibson. Está editada en inglés (no me consta que haya sido publicado en español) y es muy recomendable para todos aquellos que os interese esta época.

Para «celebrar» el día de San Valentín, he elegido, dentro del capítulo de «correspondencia» algunos fragmentos dedicados a las Cartas de Amor y como ilustraciones algunas de las bonitas cards que los victorianos enviaban para conmemorar esta fecha. Así veía el Professor Hill «lo correcto» en la correspondencia amorosa:

«La carta de amor es el preludio al matrimonio – un estado en el que, si el marido y la esposa están hechos el uno para el otro, es la más natural, y serenamente feliz; un estado, sin embargo, en el cual ninguno debería entrar, hasta  que ambos hayan madurado física y psíquicamente.

Muchas vidas se han arruinado por un matrimonio ciego, impulsivo, siendo simplemente el resultado de una joven pasión. Como una ley fisiológica, el hombre debería tener al menos 25 años, y la mujer 23, antes de la boda.
De todas las cartas, la carta amorosa debería prepararse con sumo cuidado, ya que serán leídas y releídas una y otra vez y que se conservarán durante más tiempo.

Reading the Letter by Thomas Kennington
Reading the letter. Thomas Kennington.


Las cartas de amor deberían ser escritas con extremo cuidado para ser lo más perfectas posibles. Una mala sintaxis, o una incorrecta ortografía, pueden estropear las expectativas e imagen que quiere dar el escritor, haciéndole, incluso, quedar en ridículo.
Por lo general, una carta amorosa debería ser escrita con mucha cautela. Las damas, especialmente, deberían tener mucho con cuidado con mantener su dignidad cuando las escriben, ya que es probable que, a medida que pase el tiempo, los sentimientos puedan cambiar y esas cartas se conviertan en algo que van a lamentar durante muchos años.

Si se escribe con juicio y suma precaución, un amor no correspondido no podrá dañar la reputación de la dama. Por lo general y, salvo casos excepcionales, la correspondencia debería comenzar sólo con el consentimiento y la aprobación de los padres.

Ninguna mujer que se considere una señora, será culpable de hacer la públicos los sentimientos que le son expresados en una carta. Pero ningún hombre, que sea un caballero, se jactará de sus conquistas de amor, entre compañeros o revelará a otros la correspondencia entre él y una señora.

Auguste Toulmouche 'The Love Letter' 1883
The LOve Letter. Auguste Toulmouche.


Si un compromiso se rompe de mutuo acuerdo, todas las cartas deberían ser devueltas a la otra persona. Conservarlas se consideraría de mal gusto, ya que las circunstancias en las que fueron escritas ya no son las mismas en el presente. Lo mejor para ambas partes es borrar los recuerdos del pasado, devolviendo al amante los recuerdos de un amor que ya está muerto.

Si un caballero ha quedado impresionado por una dama a primera vista y no hay posibilidad alguna de que alguien le presente a la dama en un periodo de tiempo cercano, debe ser valiente y después de haber averiguado su nombre, escribirle inmediatamente tratando de conseguir una entrevista o una visita a casa de la dama. La forma y palabras con que aborde la cuestión en la carta serán la primera impresión que la dama tendrá de su admirador. Evidentemente es posible que el caballero sea rechazado, o no…»

¡Felíz Día de San Valentín (victoriano)!