Cuando hablamos de moda en el siglo XIX siempre pensamos en esos maravillosos vestidos victorianos, engrandecidos con sus crinolinas y polisones, con cinturas de avispa moldeadas por corsés y preciosos sombreros engalanados con encajes, flores y plumas.
Pero pocas veces nos acordamos de la moda de los caballeros que ofrecían su brazo a las damas, vestidos con franela y tweed, lana y terciopelo – incluso La Casa Victoriana ha retrasado demasiado esta merecida entrada porque la moda masculina, en el siglo XIX, fue realmente destacable.
Fue a comienzos del siglo XIX cuando un caballero inglés llamado Beau Brummel cambió el modo de vestir de los hombres e inculcó en ellos el concepto de moda masculina.
Su forma de vestir no pasaba inadvertida: camisa blanca con el cuello levantado, rodeado por un pañuelo con lazada , habitualmente de color blanco inmaculado, chaleco corto, pantalones largos muy ajustados- diferentes de los breechers o pantalones a la altura de la rodilla, tan populares en el siglo XVIII- y chaqueta de doble botonadura de bronce con faldón trasero. Los colores verde, azul, marrón, negro, gris, marrón y los tonos bronce eran los preferidos.
Aunque los pantalones también se llevaban con zapato plano con hebilla, Brummel prefería combinarlo con botas perfectamente lustradas (la leyenda dice que las abrillantaba con champán).
Para finalizar este outfit, lo más apropiado era acompañarlo con un sombrero de copa y como complemento un bastón de paseo.
No utilizaba ningún tipo de fragancia o perfume ya que, contrariamente a los hombres y mujeres de su época, presumía de asearse diariamente.

El estilo Brummel fue tendencia hasta mediados de los años 30, cuando la moda masculina se volvió más sobria y definió la elegancia con conceptos más discretos que los de Brummel, incluyendo un cambio en la actitud que se tornó mucho más mesurada, cediendo todo el protagonismo a las damas.
Aunque las prendas básicas, camisa, chaleco y pantalón largo se mantuvieron, los colores se oscurecieron, siendo la paleta de grises la más utilizada. El cambio más sustancial en la moda masculina se produjo en el corte de las camisas y los abrigos y chaquetas.
La camisa dejó de ser una liviana casaca ajustada con un pañuelo al cuello para transformarse en una prenda perfectamente cortada adornada con elegantes corbatas y pajaritas. La prenda que cubría la camisa se denominaba coat, aunque en realidad era un chaleco de botonadura sencilla.

Diferentes diseños de chaquetas y abrigos estuvieron de moda durante el siglo XIX, sin que ninguno de ellos fuera más tendencia que otros. A diferencia de lo que sucedía con la moda femenina, la moda masculina se ceñía más a lo qué «era adecuado llevar» según la ocasión y no a lo que estuviera de moda.
Así, los caballeros usaban morning coats, chaquetas largas de excelente corte, con botonadura simple y sencilla en su diseño que se abotonaba hasta la cintura, con botones sin brillo o forrados en tela en contraste al color de la chaqueta. Estas chaquetas eran cortas por delante y largas por detrás.
La levita o frock coat, era una chaqueta larga con apariencia de abrigo más que de chaqueta. Tenía doble botonadura y normalmente llevaba las solapas de cuello en contraste, del mismo color pero en diferente tejido. Estaba realizada con materiales gruesos como lana o tweed y, dada su elegancia, se utilizaba en ocasiones especiales.

La chaqueta Norfolk, cuyo nombre no está muy claro si proviene del condado de Norfolk o del propio Duque de Norfolk, fue concebida para las jornadas de caza, aunque se convirtió en la prenda favorita de los jugadores de golf y los ciclistas. Se puso de moda alrededor de 1860 y era una de las prendas predilectas del Príncipe de Gales y su círculo de amistades.
Su estilo elegante pero informal a la vez, con cinturón o medio cinturón,sus pliegues en el pecho y espalda, sus grandes bolsillos laterales y su llamativo tejido de tweed en tonos marrones hicieron de la Norfolk la chaqueta de moda para las jornadas deportivas.
Esta prenda se complementaba con una gorra con visera y pantalones del mismo tejido y color recogidos en las rodillas, generalmente por botas o botines con medias altas.

La box coat era una chaqueta de corte muy clásico, similar a las de los trajes actuales. Esta chaqueta podía ser de doble o simple botonadura y se acompañaba tanto de corbata como de pajarita y con y sin chaleco. Era de uso diario, diseñada para la funcionalidad más que para el lucimiento.
A lo largo de la segunda mitad del siglo aparecieron muchos diseños similares, como la lounge jacket y la lounge suit jacket, chaquetas de largo hasta la cadera, con botonadura simple, no siempre del mismo diseño y color que los pantalones a las que complementaban.
Con estas chaquetas los caballeros no usaban sombrero o bien las complementaban con sombreros de homburg o de fieltro como los de la ilustración anterior.
El abrigo Chesterfield triunfó entre los caballeros por su versatilidad, ya que combinaba la funcionalidad de una lounge jacket y la elegancia de una levita. Por este motivo era usado tanto con sombreros de fieltro o con sombreros de copa. Su botonadura era simple o doble, con bolsillos o sin ellos, pero siempre con un corte muy elegante.

Para las ocasiones muy formales se utilizaban los gabanes o greatcoats, abrigos largos con el cuello y las solapas y , algunas veces, los puños ribeteados con piel. Los greatcoats eran abrigos muy elegantes con los que el caballero llevaba pañuelo de seda a modo de corbata, sombrero de copa y bastón de paseo. Debajo del greatcoat podían usar una levita o incluso un abrigo Chesterfield.

La capa Mackintosh fue un impermeable muy popular que debe su nombre al inventor escocés del tejido, aunque fue el cirujano James Syme quien reclamó ser el verdadero inventor, argumentando que Mackintosh sólo se limitó a copiar y patentar su invento.
La Mackinstons, cuya característica principal era la sobrecapa que caía hasta la altura del codo tenía la apariencia de un abrigo y se utilizó no sólo como prenda de vestir sino, gracias a su impermeabilidad, como atuendo de los agentes de policía que pasaban muchas horas a la intemperie. Se acompañaba de un sombrero homburg o un bowler hat (tipo bombín) y el inevitable paraguas negro.

Otro tipo de capas muy populares en la época fueron las Inverness, una prenda que se comercializaban en dos estilos: uno más informal sin solapas, con o sin capucha, y en tela de tweed de colores marrones o cobrizos, que se combinaba con un deerstalker o gorro de cazador, atuendo popularizado por el genial detective Sherlock Holmes, y otro más formal y elegante con solapas, combinado con sombrero de fieltro y confeccionado con materiales de mayor calidad y colores más sobrios como la paleta de grises.

El Ulster overcoat fue otra de las prendas más usadas a finales del siglo XIX. Debe su nombre a un tipo de abrigo, tipo sobretodo, que utilizaban los hombres en algunas provincias de Irlanda del Norte, prendas gruesas y largas para protegerse del frío con puños, solapas y una capa superpuesta con una longitud hasta el codo.
Tenía una versión más corta y ligera bautizada como ulserett.
La versión del overcoat que llegó a las calles de Londres era un versión refinada y elegante de las prendas irlandesas.

La moda masculina del siglo XIX fue rica también en complementos como sombreros o zapatos. Dejaremos estos complementos para una nueva entrada sobre moda.
GRACIAS. ESTABA ANSIANDO ESTA ENTRADA. A veces, como mujeres, nos olvidamos de los usos y costumbres de los caballeros en las distintas épocas, de forma qeu pasan a formar una especie de tabú. Gracias por rescatar este tema, tan difícil de encontrar y espero que, sin dejar de lado el mundo de las mujeres, también nos adentremos en el mundo de los hombres de esta época, sus negocios, sus conversaciones, sus intereses, sus tabúes, lo que se esperaba de ellos, su educación.
Os superáis entrada a entrada. Cada vez más feliz de haber encontrado este rinconcito.
Mil besos y gracias por todo lo que aportáis.
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Maravilloso, como siempre, excelente información… infinitas gracias por tu trabajo.
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Un post maravilloso y muy completo. Me ha permitido ampliar lo que recoge «Breve historia del traje y la moda» de James Laver. Gracias!
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Maravilloso blog , gracias por haberlo creado y mantenerlo, es un gran trabajo y es muy completo. Gracias!
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Como siempre un excelente e ilustrativo artículo. La verdad es que la moda vicotriana para caballeros era exquisita y elegante. Aunque no sabemos si muy práctica, puesto que la damas evidentemente volaban con sus crinolinas pero también existian ciertas incomodidades. No obstante casi un siglo y medio después, ¡¡cuanto se agradece ver a un hombre, sea caballero – en el sentido nobiliario o no – bien vestido!! ya que en la actualidad prima tanto la comodidad que la moda es fea del copón, tanto para mujeres como para hombres. No hay sentido de la estética ni de la elegancia, o muy escaso. Por eso, se agradecen textos como estos, tan explicitos y que claman por el glamour, con unos caballeros francamente muy atractivos. Un placer como siempre leer La casa victoriana,
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Gracias por poner mi Blog en tus enlaces.
Tengo pendiente postear sobre las hermanas Brontë, Charles Dickens y Arthur Conan Doyle.
Me gusta mucho tu Blog «Mi casita de papel». Tengo pendiente pasarme por allí a comentar.
Saludos.
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Excelente blog. Como dice el artículo, el hombre debe vestirse bien y cada vez se da más importancia a la forma de vestir y el estilo. Un accesorio genial que he encontrado en la web son los relojes TTANTI, con diseño simple y materiales sustentables buscan crear un reloj para hombres que se preocupan de la forma de vestir.
Los invito a visitarlos: http://www.ttanti.com
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Una entrada genial. Estoy buscando ampliar mis conocimientos sobre la moda de la época victoriana, ¿algún libro que recomendéis? Me he encontrado con muchas dificultades para encontrar respuestas a estas cuestiones. ¡Gracias!
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Y desgraciadamente te encontrarás con más dificultades. Hay muy poca información sobre el tema en español. En inglés hay una pequeña maravilla de la editorial Shire que se llama Victorian Fashion, que es muy recomendable. En Fashion de Dk y Fashion de Marine Fogg hay buenas referencias pero al ser libros de moda globales no son demasiado detalladas. Estos dos últimos puedes envontrarlos en español y en formato grande. Me gusta mucho Victorian dress in photographs de Madeleine Ginsburg , un libro bastante antiguo pero con una excelente colección de fotografías victorianas en blanco y negro, claro, donde se describe el vestuario. Los libros Moda de Taschen describen varios vestidos y complementos. Son más visuales que informativos pero muy bonitos y en español. Como aficionada a las paper dolls me he encontrado material y descripciones de vestuario en los libros de muñecas de porcelana y recortables. También hay información en los libros del Museo del Traje de Madrid, de Lisboa y por supuesto en los del Victoria and Albert Museum, pero como siempre no inglés. También siempre tendremos webs como victorian web… Espero que te haya servido de ayuda🌹🌹🌹
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